El Tomás encarna un prototipo de mexicano que a la vez no es nadie y somos todos. El personaje en sí mismo representa eso que sabemos hacer muy bien: reírnos de la tragedia.
Y es que el Tomás es gracioso y doloroso a la vez.
Quise escribir de este tema hoy porque recuerdo que cuando se lo mostré a una mujer que quiero mucho, no lo podía ni ver. Y sé perfecto por qué. El Tomás cae muy mal a dos tipos de personas: hombres que son exactamente como él y mujeres que padecieron a hombres como él.
Cada que lo escucho, me viene a la mente algún conocido. Peor aún, cada que escucho a algunos políticos o líderes de opinión, me viene a la mente el Tomás.
Con varios de sus clips, se puede vislumbrar un discurso sobre la violencia contra la mujer que parece surreal, pero que en México es normal.
Si Herly no estuviera detrás de esta máscara, el Tomás sería más bien un motivo para llorar. Muchos comediantes se valen del recurso de la exageración, pero en este caso no hay tal.
A lo largo de mi vida he escuchado comentarios y he visto actitudes como las del Tomás, y estoy segura de que tú también. Han venido de hombres y mujeres, personas muy cercanas, que admiraba, de quienes jamás lo pensaría.
Lo que hace Herly es visibilizarlos y ridiculizarlos; con esto último, las mujeres hacemos un tipo de catarsis y reflexión, porque cuando lo escuchamos en la vida real no nos damos cuenta o si lo hacemos, para nada nos da risa.
El Tomás representa también un discurso del pasado que sigue vigente en más lugares de los que pensaríamos y quisiéramos. En más mentes de las que creemos.
En uno de sus videos, la influencer empieza con su personaje amenazando a su mujer y corta con su verdadera cara para advertir:
“Alto, la violencia a las mujeres no es chistosa”.
Y en eso, vaya que la Herly tiene razón.
Según la ONU, una de cada tres mujeres en el mundo ha experimentado violencia sexual o física, principalmente de una pareja. Léelo otra vez: 1 de cada 3 mujeres ha experimentado violencia sexual o física.
Si eres mujer tal vez seas -o hayas sido- la víctima; si eres hombre, significa que conoces a más de alguna que lo es y quizá no lo sabes. Eso quiere decir, además, que tu amigo o tu primo, o tu compadre puede ser el agresor.