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Del Tomás, el #8M y el ‘dolor’ de ser mujer

Desde el privilegio, toca apoyar a las que no lo tienen, cada quien con lo que pueda. Pero sobre todo, desde cualquier punto, toca respetar la lucha de las otras y dejarlas ser y hacer.
mié 08 marzo 2023 01:30 PM
La marcha del 8 de marzo 2023 en CDMX comienza a las 3:30. Esta es la ruta.
Estos son los detalles de la marcha del 8M en Ciudad de México.

(Expansión Mujeres) - Si no conocen a Herly, vayan a verla en TikTok o Instagram. Es una de las influencers mexicanas con más sustancia. En la pandemia creó un personaje parodia conocido como “el Tomás”, un hombre extremadamente machista, grosero, flojo e irresponsable.

Divorciado y con dos hijos, no paga la pensión, vive con su mamá (que le hace de comer) y anda cuestionando cada peso que le da -si acaso le da- a la ‘Fany’. Opina de todo; es misógino, homofóbico y no entiende por qué las mujeres nos manifestamos si “también hay violencia contra los hombres”.

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El Tomás encarna un prototipo de mexicano que a la vez no es nadie y somos todos. El personaje en sí mismo representa eso que sabemos hacer muy bien: reírnos de la tragedia.

Y es que el Tomás es gracioso y doloroso a la vez.

Quise escribir de este tema hoy porque recuerdo que cuando se lo mostré a una mujer que quiero mucho, no lo podía ni ver. Y sé perfecto por qué. El Tomás cae muy mal a dos tipos de personas: hombres que son exactamente como él y mujeres que padecieron a hombres como él.

Cada que lo escucho, me viene a la mente algún conocido. Peor aún, cada que escucho a algunos políticos o líderes de opinión, me viene a la mente el Tomás.

Con varios de sus clips, se puede vislumbrar un discurso sobre la violencia contra la mujer que parece surreal, pero que en México es normal.

Si Herly no estuviera detrás de esta máscara, el Tomás sería más bien un motivo para llorar. Muchos comediantes se valen del recurso de la exageración, pero en este caso no hay tal.

A lo largo de mi vida he escuchado comentarios y he visto actitudes como las del Tomás, y estoy segura de que tú también. Han venido de hombres y mujeres, personas muy cercanas, que admiraba, de quienes jamás lo pensaría.

Lo que hace Herly es visibilizarlos y ridiculizarlos; con esto último, las mujeres hacemos un tipo de catarsis y reflexión, porque cuando lo escuchamos en la vida real no nos damos cuenta o si lo hacemos, para nada nos da risa.

El Tomás representa también un discurso del pasado que sigue vigente en más lugares de los que pensaríamos y quisiéramos. En más mentes de las que creemos.

En uno de sus videos, la influencer empieza con su personaje amenazando a su mujer y corta con su verdadera cara para advertir: “Alto, la violencia a las mujeres no es chistosa”. Y en eso, vaya que la Herly tiene razón.

Según la ONU, una de cada tres mujeres en el mundo ha experimentado violencia sexual o física, principalmente de una pareja. Léelo otra vez: 1 de cada 3 mujeres ha experimentado violencia sexual o física.

Si eres mujer tal vez seas -o hayas sido- la víctima; si eres hombre, significa que conoces a más de alguna que lo es y quizá no lo sabes. Eso quiere decir, además, que tu amigo o tu primo, o tu compadre puede ser el agresor.

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Conociendo mi historia y la de muchas mujeres que me rodean, el 1 de 3 me parece incluso poco.

Cada que se abre una nueva historia de violencia contra las mujeres que admiro, amo, con las que me cruzo, a quienes veo desde lejos, me doy cuenta de que el hombre del otro lado probablemente fue un “Tomás” con el cual compartí, me reí, que pasó desapercibido, cuyos comentarios misóginos no detecté. A veces, me pregunto incluso si yo he sido un Tomás.

El 8 de marzo, el Tomás critica a las mujeres que marchan y se queja de las pintas con grafiti o el daño a la propiedad pública durante las protestas. También dice que el principal enemigo de una mujer es otra mujer.

Por supuesto yo no creo en eso, como tampoco creo que el enemigo sea “el hombre”.

El enemigo, para el feminismo en el que yo creo, es la desigualdad, la violencia, el acoso, el abuso contra las mujeres y el sistema machista que daña también a los hombres y, peor aún, a las niñas y a los niños que serán la sociedad del futuro. Y esos enemigos están infiltrados en cada rincón del mundo, sea el más pobre o el más privilegiado.

Y esos enemigos, son los que debemos cambiar, en sociedad.

El 2020 fui a la marcha de la Ciudad de México embarazada de mi segunda hija y entendí lo poderoso de tomar las calles en comunidad. Pero desde entonces no he vuelto.

En el #8M siguiente, a partir de varias situaciones y discusiones públicas, reflexioné mucho acerca de lo que significa el feminismo y cómo corre el riesgo de excluir a algunas mujeres que por tal o cual condición, creencia o estatus social no merecen -de acuerdo con algunas- formar parte del movimiento.

Un movimiento más incluyente es necesario para que sea más poderoso. De otra manera, muchas dejarán las armas porque creerán que no las merecen o porque no se sentirán identificadas; y con eso, el verdadero enemigo gana.

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No sé si hay luchas “más válidas” que otras; tal vez eso significaría enviar un mensaje de que hay mujeres más válidas que otras. Seguro hay historias que duelen más y cargas más pesadas, pero hay puntos de intersección en lo que todas buscamos y enfocarnos en eso es mucho más importante que cualquier diferencia.

Desde el privilegio, toca apoyar a las que no lo tienen, cada quien con lo que pueda. Pero sobre todo, desde cualquier punto, toca respetar la lucha de las otras y dejarlas ser y hacer.

Y si eres hombre, hoy te invito a que, sin pasiones ni dramas, abras los ojos a lo cotidiano y -valga la paradoja- a lo invisible. Que le preguntes a las mujeres a tu alrededor de qué se cuidan al salir a la calle, de cómo las tratan en el trabajo, de cómo las ven o qué les dicen cuando llevan falda. Pregunta cómo se sienten cada que salen con sus hijas, o cada que dejan salir a sus hijas.

En la serie Fleabag, un personaje tiene una gran conversación con la protagonista:

“He querido decir esto en voz alta - las mujeres nacen con el dolor por dentro, es nuestro destino físico: el dolor de la menstruación, el dolor de los pechos, el parto, ya sabes. Lo llevamos con nosotros a lo largo de nuestras vidas. Los hombres no. Ellos tienen que inventar dioses y demonios… crean guerras para sentir cosas y tocarse… y nosotros lo tenemos todo aquí. Adentro, tenemos dolor cíclico por años”.

Si cambiáramos esta lista por la huella emocional que deja la violencia contra la mujer, no nos alcanzaría la vida para explicarle a un “Tomás” por cuál de todos esos dolores nos manifestamos.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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