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Menos víctima, más acción para liderar

En el mundo de los negocios si nunca escuchas un “no” es que no estás pidiendo lo suficiente, opina Adriana Castro.
mié 08 septiembre 2021 12:06 AM

(Expansión Mujeres) - Un estudio realizado por KPMG sobre cómo ayudar a las mujeres a aumentar sus habilidades de liderazgo explica que un factor que influye para que una mujer busque cargos de este tipo es que desde etapas tempranas de su vida haya podido experimentar este rol.

Esto significa que la inclinación de una mujer por liderar no comienza en la edad adulta. Empieza antes, en su infancia. Si de pequeña recibiste oportunidades para liderar, enhorabuena, influyó a favor de tus habilidades de liderazgo actuales

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Si te iba bien en la escuela y te identificaban como “la lista” seguramente detonó en ti un orgullo que te permitió identificar que tenías cierta madera para el liderazgo. La escuela es de los primeros espacios en los que podemos medir nuestro nivel de eficacia.

Ahora bien, si no sacabas buenas notas no era sinónimo de que no tuvieras aptitudes de líder; pero espero que sí hayas encontrado otros espacios que te permitieran descubrir en qué eras buena.

Quizá haber sido integrante de alguna organización juvenil o practicado un deporte en particular te ayudó a identificar aspectos positivos en ti.

Yo tuve la oportunidad de formar parte de un grupo Scout y definitivamente me ayudó mucho. Recuerdo perfecto que un día, la líder de mi “patrulla” (así se denominan a los pequeños equipos que conforman una tropa Scout) se fue a vivir a otra ciudad, lo que se tradujo en que con mi poca experiencia tuve que tomar el cargo.

Fue mi primera oportunidad de dejar de ser “la chiquita” porque en mi familia tengo una hermana mayor a la que siempre le asignaron el rol de “la responsable”; lo cual me colocaba a mí en la ventajosa posición de “la irresponsable con derecho a regarla porque está chiquita y no sabe lo que hace”.

Pero con mi nuevo rol tuve que dejar de ser “la pequeña” y estar a cargo de cuatro niñas más inexpertas que yo. Fue mi primera oportunidad de descubrir que yo era capaz de cuidar, guiar y ver por otros… más allá de mi oso de peluche.

Otro factor que en tu infancia pudo favorecer tus habilidades de liderazgo fue si contaste con el reconocimiento y el apoyo de alguna mujer que haya sido un modelo a seguir.

Según este estudio, ocho de cada 10 mujeres informaron que contar con el liderazgo positivo de una mujer como modelo a seguir les ayudó a sentirse seguras sobre lo que podrían lograr en la vida.

En tu caso, ¿tuviste la fortuna de recibir elogios o reconocimiento por parte de tu mamá, una tía o alguna maestra que con su ejemplo fue un modelo aspiracional para ti?

La presencia de estos dos elementos en tu niñez y juventud son factores que influyeron en tu actual camino como líder. Ahora bien, si no contaste con ninguno de ellos -y antes de que te tires al drama en posición de víctima- no significa que no hay nada que se pueda hacer por ti en temas de liderazgo.

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Los psicólogos decimos “infancia es tendencia, no sentencia”. Si en tu niñez no hubo un contexto que favoreció tus habilidades de liderazgo, no significa que no las puedas cultivar en tu vida actual.

Lo que necesitas es realizar acciones que te permitan cambiar el concepto que tienes de ti en el ámbito laboral para avanzar en tu carrera profesional:

1. Identifica y aprovecha tus fortalezas. Deja de rechazar tu esencia. No se trata de que dejes de ser linda y te vuelvas la más ruda para tomar un cargo de liderazgo. Puedes ser una extraordinaria líder a partir de tu amabilidad. Solo cuida emplear esa fortaleza en su justa medida.

2. Toma riesgos calculados. Sé que a las mujeres nos da mucho miedo recibir un “no” por respuesta, pero para eso tienes tu perseverancia y resiliencia.

Además, en el mundo de los negocios si nunca escuchas un “no” es que no estás pidiendo lo suficiente. Si no te quieres equivocar porque te fue difícil recuperarte de un fracaso en otro ámbito de tu vida, no lo mezcles. Quizá en aquel entonces te equivocaste, pero tú no eres un error.

3. Asume que estás destinada a tener un lugar en la mesa. Tienes un valor, no porque seas inteligente, ni amable con los demás. Vales por el hecho de que eres una persona. Si tus fantasmas del pasado te dicen que no hay un lugar para ti en la mesa, te entiendo, me ha pasado… pero busca ayuda, ve a terapia. Eso se puede resolver.

Las mujeres hoy tenemos la oportunidad de resignificar nuestro lugar en el mundo.

Dejar de tener miedo por todo lo que puede salir mal y que nuestras pequeñas acciones cotidianas nos otorguen la esperanza por todo aquello que puede salir bien.

Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en LinkedIn , Facebook y/o Instagram . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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