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Prevenir la violencia en el noviazgo, una deuda pendiente en la educación

¿Cómo podemos aspirar a una sociedad justa si no enseñamos a las nuevas generaciones a identificar y frenar el abuso desde la adolescencia?
mar 11 marzo 2025 06:01 AM
Prevenir la violencia en el noviazgo, una deuda pendiente en la educación
Los primeros signos de maltrato suelen presentarse en el noviazgo juvenil. Si no se detectan a tiempo, pueden escalar hasta convertirse en un problema mayor, apunta Laura Tamayo.

Cada 8 de marzo, el mundo reflexiona sobre los avances y desafíos en la lucha por la igualdad de género. Se habla de derechos, representación y oportunidades, pero hay un aspecto que a menudo queda en segundo plano: la educación como herramienta de prevención.

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Recientemente, Mexicanos Primero y Fundación Naná presentaron el estudio "Violencia en el Noviazgo desde la Perspectiva Escolar", que revela un dato alarmante: una de cada cuatro mujeres entre 15 y 19 años que ha tenido una pareja, ha sufrido algún tipo de agresión dentro de la relación. Como madre, no puedo evitar preguntarme: ¿estamos realmente preparando a nuestras hijas para reconocer y evitar vínculos dañinos?

Si bien los esfuerzos por promover la equidad han avanzado en el ámbito laboral y en las políticas públicas, poco se habla del papel de la educación en la prevención. ¿Cómo podemos aspirar a una sociedad justa si no enseñamos a las nuevas generaciones a identificar y frenar el abuso desde la adolescencia?

Los primeros signos de maltrato suelen presentarse en el noviazgo juvenil. Si no se detectan a tiempo, pueden escalar hasta convertirse en un problema mayor. El sistema educativo tiene un papel clave en romper este ciclo, pero hasta ahora su intervención ha sido insuficiente.

Relaciones abusivas, una realidad que no podemos ignorar

Las cifras globales refuerzan la urgencia de abordar este problema. Según ONU Mujeres, en el mundo, una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de agresión física o sexual a lo largo de su vida, y en muchos casos, estas experiencias comienzan en la adolescencia. Además, México es uno de los países con mayores índices de desigualdad y ataques contra mujeres en América Latina, con más de 12 feminicidios diarios.

El impacto va más allá de lo emocional. Las adolescentes inmersas en relaciones dañinas tienen un mayor riesgo de desarrollar ansiedad, depresión, bajo rendimiento escolar e incluso abandonar sus estudios. Sin embargo, la mayoría de las escuelas no cuenta con mecanismos claros para identificar y atender estos casos, dejando a muchas jóvenes sin apoyo cuando más lo necesitan.

Debemos entender que esto no es un problema privado ni una "fase normal" en las relaciones juveniles. Si no enseñamos a nuestras hijas e hijos a reconocer las señales de alerta, estamos permitiendo que la desigualdad y el abuso se perpetúen hasta la adultez.

La educación como herramienta, pero aún insuficiente

El sistema educativo tiene el potencial de ser una herramienta clave para erradicar este problema, pero hasta ahora sus esfuerzos han sido limitados. Aunque existen iniciativas para promover la equidad en las aulas, su alcance sigue siendo insuficiente.

En muchas escuelas, la enseñanza sobre relaciones sanas no está integrada de manera estructurada en los planes de estudio. Cuando se presentan casos de maltrato en el noviazgo, a menudo se minimizan o se consideran “asuntos personales”, en lugar de reconocerlos como un problema social urgente.

Sin embargo, hay ejemplos que demuestran que el cambio es posible. En algunos países, educar a los jóvenes sobre vínculos saludables ha reducido los índices de abuso en parejas adolescentes. Enseñar a las y los adolescentes a identificar señales de control, establecer límites y reconocer dinámicas de poder es clave para frenar el maltrato antes de que escale a niveles más graves.

¿Qué se puede hacer?

No podemos esperar que nuestros chicos aprendan sobre relaciones saludables por ensayo y error, cuando el costo de estos puede ser demasiado alto. Es urgente que la prevención del abuso en el noviazgo deje de ser un tema marginal y se convierta en una prioridad en las escuelas.

Para lograrlo, hay tres acciones clave que pueden marcar la diferencia:

- Incluir el tema en los planes de estudio. No basta con hablar de igualdad en términos generales. Las y los adolescentes necesitan herramientas concretas para identificar señales de control en sus relaciones y saber cómo actuar.

- Capacitar a docentes y personal escolar. Quienes están en contacto diario con las y los jóvenes deben contar con la formación adecuada para orientar a las víctimas y canalizar los casos con las instancias correspondientes.

- Involucrar a las familias en la prevención. La educación sobre relaciones sanas no debe recaer solo en las escuelas; las familias juegan un papel clave. Es fundamental que madres, padres y cuidadores aprendan a identificar señales de alerta en el comportamiento de sus hijas e hijos, como aislamiento, cambios emocionales bruscos o justificación de conductas dañinas en sus parejas.

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Prevenir el maltrato en las relaciones adolescentes es responsabilidad de toda la sociedad. Si realmente queremos un mundo más justo y equitativo, debemos asegurarnos de que nuestras hijas e hijos crezcan en un entorno donde el respeto y la igualdad sean la norma, no la excepción.

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Nota del editor: Laura Tamayo es Directora de Asuntos Públicos, Comunicación y Sustentabilidad en Bayer México. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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