Quisiera ser más específica en un tipo de apoyo entre nosotras que sumaría mucho. En los ambientes laborales hay mujeres sin hijos y con hijos, y tristemente he llegado a presenciar comentarios poco empáticos de unas hacia otras que nos restan energía y nos desenfocan de nuestras metas.
Sin importar si tienes un rol o el otro, probablemente lo has vivido. Por ello, comparto algunas ideas que podrían ser útiles para ser más aliadas.
Las mujeres sin hijos podemos apoyar la carrera profesional de las madres de varias maneras, incluyendo:
1. Comprensión y empatía: ofrecer comprensión y empatía hacia las responsabilidades adicionales que enfrentan quienes son madres en el trabajo es un importante primer paso para apoyar sus carreras profesionales.
2. Flexibilidad en el trabajo: las mujeres sin hijos podemos ayudar a las madres brindándoles la flexibilidad necesaria para cumplir con las responsabilidades como madres y profesionales. Por ejemplo, ofreciéndonos para cubrir una reunión o proyecto cuando sea necesario.
3. Liderazgo y visibilidad: las mujeres sin hijos podemos ser aliadas y amplificar la voz de las madres en el lugar de trabajo, brindándoles oportunidades para liderar proyectos y tomar decisiones importantes. Evitemos sesgos como ‘si es mamá, no tendrá la energía o el compromiso que requiere este proyecto’.
4. Networking y apoyo en la comunidad: las mujeres sin hijos podemos ayudar a las madres conectándolas con más profesionales y recursos en la comunidad, lo que puede ayudar a expandir sus habilidades y oportunidades laborales.
Ahora va mi petición sobre cómo pueden ser empáticas quienes son madres hacia quienes no lo somos.
1. Entendiendo nuestros desafíos: no asuman que por el hecho de no ser madres, nuestra vida es fácil. Quienes son madres pueden empaparse de los desafíos que enfrentamos las mujeres sin hijos en el trabajo y en la vida personal, y ofrecernos su comprensión.
2. Reconociendo nuestros logros: las madres pueden reconocer y valorar los logros de quienes no tenemos hijos en el trabajo y en la vida.
Créanme, hay cierta edad en la que lidiar con la presión social por ser madre es todo un logro. La gran mayoría de las personas nos infantiliza argumentando que ‘algún día maduraremos y desearemos ser madres’. Aquellas que eligieron no ser madres están en todo su derecho de encontrar la realización a través de otros roles igual de valiosos.
Eso sin contar a todas aquellas que sí quisimos ser madres y nuestras circunstancias no nos lo permitieron. Así que también ayudaría mucho que no asuman que todas las que no somos madres preferimos ser “mujeres de carrera” por encima de la maternidad.
3. Escuchando activamente: las madres pueden ser buenas escuchadoras y prestar atención a las ideas y preocupaciones de las mujeres sin hijos, y ofrecer su apoyo cuando sea necesario.
Por ejemplo, un temor que con frecuencia nos infunden es que al llegar a la vejez nos encontraremos con la irremediable soledad.
Profundizando un poco más en este tema, la realidad es que todas las mujeres viviremos esa experiencia humana: la soledad. Los hijos vuelan… hacen su vida y si tu pareja es un hombre, la estadística señala que es más probable que él muera antes que tú.
Así que no nos caería nada mal ir creando redes entre nosotras -hermanas de vida- que funjan como un factor protector para disfrutar nuestra vejez acompañadas sin importar si somos madres o no.