Y aunque el tema del envejecimiento sin hijas/os tiene poca visibilidad -por ahora- eso no significa que este segmento de la población no exista.
Solo para dimensionar, en términos internacionales, durante la década de los 80 se estimaba que alrededor de un quinto de las mujeres del mundo en edad fértil estaban envejeciendo sin ser madres.
Siendo una mujer sin hijos, cuando pienso en mi vejez me viene a la mente ¿qué debo saber? ¿Cómo hago planes para algo que ni siquiera sé cómo funciona? ¿A quién le pregunto mis dudas existenciales si no conozco a ancianas sin hijos/as? Y la pregunta del millón, ¿quién va a estar ahí para mí cuando llegue a la vejez?
Así que con la poca literatura que hay en este tema he comenzado a encontrar algunas ideas que me han ayudado a entender qué es lo que tendría que planear desde hoy para tener una vejez sin hijas/os plena y feliz.
Porque ¿cuál crees que es el mejor predictor para una vejez plena, según la ciencia de la felicidad? No es la salud, ni el bienestar… es una red de apoyo fuerte. Por eso necesitas saber cómo construirla para lograr el futuro que deseas y entre más pronto comiences, mejor.
Da este primer paso: crea amistades intergeneracionales.
Si planeaste con tus amigas que cuando sean viejitas se irán a vivir todas juntas suena bien, pero debes considerar que si todas son de la misma edad envejecerán al mismo tiempo y requerirán de la ayuda de otras personas con más vitalidad.
Por lo tanto es importante que desde ahora construyas vínculos con personas más jóvenes, para que cuando llegues a la vejez puedas apoyarte de ellas.
A menudo, cuando pensamos en los cuidados que necesitaremos en la vejez, solemos imaginar de inmediato en requerimientos muy personales como la alimentación, el baño diario, etc.
Pero en realidad, el cuidado más frecuente que requerirás en tu vejez son retos cotidianos, como el apoyo de alguien para
familiarizarte con el nuevo portal de tu banca en línea o simplemente que alguien te ayude a mover un mueble pesado.
Así que ve pensando quién podría ser esa persona: quizá una sobrina de sangre… o de corazón.
Mantenerte cercana a una familia con hijos pequeños puede detonar una relación de reciprocidad: tú puedes ser esa tía divertida que apoya en la crianza y, cuando seas vieja, esos pequeños/as serán jóvenes que seguramente no te dejarán sola. Y vaya que esos vínculos pueden ser muy fuertes.
¿Conociste durante la pandemia el caso de Luisa Cantero, una mujer de 97 años? Ella es la máxima confidente de un actor conocido en España (Miguel Ángel Silvestre). Él la llama “la Tata”. Muchos piensan que es su abuela, pero en realidad es la hermana de la bisabuela del actor, pero desde que Miguel Ángel era pequeño ella se ha mantenido cercana siendo una figura muy positiva para él. Como una especie de mentora.