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Redes de apoyo color violeta en tiempos de pandemia

Mientras más mujeres ayudemos a otras mujeres a instalar su talento en el mundo, podremos caminar hacia un futuro mejor para todos, considera Laura Tabares.
mié 20 octubre 2021 06:59 AM
Redes de apoyo color violeta en tiempos de pandemia
De lo que se trata es de cambiar la narrativa y que más mujeres se conviertan en mentoras de otras, apunta Laura Tabares.

(Expansión Mujeres) - Existen palabras con un ritmo sonoro estupendo que además nos refieren a acciones maravillosas. Sororidad es una de ellas. La primera vez que escuchamos de este concepto fue gracias al gran poeta y filósofo español Miguel de Unamuno (1864 -1936), quien cuando era decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Salamanca, escribió:

“Así como tenemos la palabra paternal y paternidad, que derivan de pater, padre; y maternal y maternidad, de mater, madre…es extraño que junto a fraternal y fraternidad, de frater, hermano; no tengamos sororal y sororidad, de soror, hermana. En latín hay sororius, a, um, lo de la hermana, y el verbo sororiare, que significa crecer por igual y juntamente”.

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Cuando enunciamos la palabra sororidad, enseguida nos vienen a la mente imágenes de mujeres portando diseños en tonos violetas y que piden una sociedad de mejores oportunidades para todas. Basta recordar que tanto Kamala Harris, como Michelle Obama y Hillary Clinton usaron a manera de guiño a la lucha feminista esos tonos en su vestimenta a principios de este año, cuando Harris rindió juramento en el Capitolio de los Estados Unidos como primera vicepresidenta de Estados Unidos.

A pesar de que el término sororidad fue pronunciado a principios de siglo por Unamuno para referirse a esa hermandad que existe entre mujeres, fue hasta diciembre del 2018 que la RAE la incorporó a su diccionario como: “la relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por el empoderamiento”.

Hoy la palabra sororidad resuena por todo el mundo. Y en especial, en estos días en los que se celebró el Día Internacional de la Niña, efeméride que nos sirve como punto de partida para pensar en el futuro que queremos para las mujeres que comienzan a abrirse el paso en un mundo que les impone retos tanto en la vida personal como en la laboral.

De acuerdo con ONU Mujeres , en el mundo hay más de 1,100 millones de niñas menores de 18 años que podrían convertirse en la generación más grande de mujeres líderes, emprendedoras y promotoras del cambio para el futuro si actuamos ya a favor de ellas. Niñas que bajo el lema “Mi voz, nuestro futuro en común” están reimaginando un mundo mejor en el que ellas son las protagonistas.

Hoy por hoy las niñas de todo el mundo se piensan como dirigentes del cambio social, aunque el camino que deben recorrer tiene por ahora más retos que vencer. En el mundo 1 de cada 4 de estas niñas de entre 15 y 19 años no recibe educación o capacitación; en comparación con 1 de cada 10 niños. Esto también se refleja en edades más avanzadas.

Según un análisis de la Organización Mundial del Trabajo en 2021 , la crisis sanitaria causada por COVID-19 ahondó más en la desigualdad entre mujeres y hombres. En 2021 habrá 13 millones menos de mujeres empleadas con relación al 2019. Contrario a ello, los hombres sí recuperarán en 2021 el nivel de empleo que tenían antes de la pandemia.

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De ahí la importancia de que sigamos hablando de sororidad, solidaridad y empatía entre mujeres, así como de tejer redes de apoyo, con trabajo de mentorías, para que esta “pandemia de desigualdad” no siga creciendo y las mujeres instalen su talento en el mundo abriéndose paso en la vida laboral.

Mientras más mujeres ayudemos a otras mujeres a instalar su talento en el mundo, podremos caminar hacia un futuro mejor para todos. Se trata de cambiar la narrativa, de hacer las cosas diferentes para abrir y construir un nuevo camino para otras mujeres.

Las que ya hemos recorrido un camino y hemos logrado un avance necesitamos compartir esto con otras mujeres y ayudarles a crecer más que nosotras, que vuelvan a romper los techos de cristal para que los límites vuelvan a desaparecer; así, cada generación realmente será un avance tangible en el cierre de la brecha de género.

Nota del editor: Laura Tabares es Directora Ejecutiva de Intuic. Es una ejecutiva con más de 20 años de experiencia en mercadotecnia, comunicación corporativa, relaciones públicas, estrategias de comunicación y posicionamiento de marcas, productos y servicios. Es licenciada en Mercadotecnia con especialidad en Comunicación y Relaciones Públicas, además cuenta con una maestría en Educación por la Universidad Tecnológica de México y la Universidad del Claustro de Sor Juana, respectivamente. Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

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