En México y en el general de la región, las brechas de género siguen existiendo. Estamos en una sociedad en la que la mujer todavía atiende su hogar y los hombres son quienes toman las decisiones, dando lugar muchas veces a una disyuntiva, en la que las mujeres deben decidir entre seguir su sueño de construir una familia o crecer profesionalmente. A pesar que esto ocurre en repetidas ocasiones, nosotras podemos, al mismo tiempo, buscar generar ese balance para seguir creciendo tanto personal como laboralmente.
Esta situación impacta por supuesto a todos los sectores de la economía, pero particularmente con la industria tecnológica sucede que nos han hecho pensar a través de los años, que es un campo netamente masculino. De acuerdo con un estudio liderado por Endeavor con mujeres emprendedoras de Buenos Aires, México y Bogotá, en el sector STEM - que abarca ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas-, y que tenía el objetivo de identificar su representación e importancia en el mismo, demostró que el 84% de las encuestadas concuerda en que enfrentan más dificultades en el proceso de emprender, mientras que el 40% manifestó haber sido víctima de algún tipo de discriminación dentro del sector. El indicador más preocupante es que de ese porcentaje, el 97% de los casos corresponde a discriminación de género.
No solo eso. Un artículo del
Harvard Business Review
que analizaba las sesiones de preguntas y respuestas de entre emprendedores y venture capitalists mostraba no solo que las preguntas variaban de acuerdo al género, sino que, como resultado de esas diferencias, las emprendedoras recibían cinco veces menos fondos que sus contrapartes masculinos.
Por lo anterior, deberíamos acoger como prioritarias una serie de políticas que no solo sean efectivas para mitigar este tipo de situaciones al interior de las compañías, sino que también fomenten un cambio en las comunidades. La educación siempre será clave en la lucha contra la inequidad; por eso, la creación de espacios de formación y de capacitación pueden ser los vehículos perfectos para intentar cerrar estas brechas.
Aquí propongo un esquema de “pagarlo hacia adelante” o “pay it forward”, como el título de la película. Las mujeres que han logrado un balance dentro de su decisión de vida de estar en el mercado laboral, ya sea debido a su crianza, su trayectoria personal y profesional y/o nuestra propia personalidad, tienen que crear esas oportunidades para las demás que quieren tomar esta opción.