Indudablemente las mujeres nos encontramos en una desventaja importante dentro del sistema de pensiones actual. Como mujeres trabajamos más, somos más longevas, ganamos menos dinero y además, cotizamos menos semanas: hoy en día necesitamos trabajar 775 semanas para poder pensionarnos, y a la par, por temas de maternidad; si una mujer decide tomar una pausa en su trabajo para dedicar tiempo a la crianza de su hijo, puede tardar hasta cinco años en reintegrarse a la vida laboral, lo que implica que dejamos de cotizar hasta 250 semanas (52 semanas por cada año).
Aunado a ello, la última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), afirma que, en México, la cantidad de mujeres que tienen una cuenta de ahorro para el retiro es menor (31%) en comparación con los hombres (49%).
Esto nos da un panorama de los principales desafíos que enfrentan nuestros sistemas de pensiones y cómo impactan a las mujeres. Las reformas que se han llevado a cabo sin duda han logrado dar un salto cualitativo en términos de cobertura y adecuación, sin embargo, aún vemos grandes diferencias en los niveles de participación en el ahorro de la población femenina.
Existen muchos elementos socioculturales que aun impiden que las mujeres alcancen las mismas oportunidades que los hombres y esto sin duda deja una huella a futuro. Algunos de estos factores son:
La brecha salarial: si se toma en cuenta que los hombres perciben un salario mayor (24%), la trayectoria laboral de ellos recibirá un saldo pensionario 14% más elevado, en comparación con el de las mujeres.
La esperanza de vida: las mujeres somos más longevas. Se estima que las mujeres vivimos 77.8 años aproximadamente, mientras que los hombres 72.1 años, esto significa que una mujer vive en promedio, 5.7 años más que un hombre. Esto se vuelve un factor importante, ya que tenemos que ahorrar más para cubrir nuestras necesidades por más años, donde la parte médica juega un papel relevante.
Falta de remuneración: Un ejemplo claro lo podemos encontrar en las actividades económicas no remunerados como el trabajo doméstico y el cuidado de familiares que socialmente nos ha sido asignado. Muchas mujeres truncan su trayectoria laboral y se ven en la necesidad de hacer una pausa para dedicarse exclusivamente al trabajo del hogar y al cuidado de su familia.
Informalidad: Al asumir estas labores de cuidado mencionadas arriba, muchas recurren al trabajo informal, donde no cuentan con un patrón que aporte a una Afore.
Por ello, hoy más que nunca se vuelve crucial hacer más sustentable el retiro para las mujeres, ya que, de seguir con esta tendencia, la pensión para ellas podría ser 43% menor en comparación a la de los hombres en los próximos años (Consar).