Pensando en específico en el campo, las mujeres inician sus labores a las 5 de la mañana para preparar el desayuno familiar, a partir de ahí sus actividades consisten en preparar las tierras, sembrarlas, regar las plantas, cuidarlas y levantar la cosecha.
Rondan de aquí a allá, entre las extensas hectáreas de terrenos para la siembra y las obligaciones del hogar: cocina, limpieza, cuidado y crianza de los hijos. Un vínculo que las une con la tierra y con la familia y que les da la oportunidad de mostrar al mundo su capacidad de trabajar por el bienestar de las comunidades y del campo.
Sin las mujeres y niñas de las zonas rurales, las comunidades rurales no podrían funcionar, ellas desempeñan un papel esencial en la cadena agroindustrial y contribuyen decisivamente en la economía global, pero desafortunadamente su rol no se hace tan visible y existen muy pocas políticas públicas que las respalden.
Debido a la desigualdad y a la discriminación de género, se vuelve muy difícil que puedan cumplir con una posición de toma decisiones dentro de sus comunidades. Datos del Inegi señalan que a pesar de representar el 51.2 % de la población en México y de trabajar la tierra, menos de una cuarta parte de la propiedad de ejidos y tierras comunitarias corresponden a mujeres.
Ante este contexto, es necesario reivindicar sus derechos y mejorar sus medios de vida y su bienestar. Darles las herramientas necesarias para que puedan adquirir nuevas competencias, aprovechar las nuevas tecnologías y utilizar las prácticas agrícolas más innovadoras.
Empoderar a las mujeres rurales puede producir cambios en muchos otros ámbitos: hay que capacitarlas, financiarlas y brindarles las oportunidades para que participen activamente en los negocios agrícolas.
Con estos primeros pasos podemos incentivar su capacidad emprendedora, ayudándoles a adquirir independencia económica y contribuir a reducir las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres en las zonas rurales. Sin duda, la educación y la capacitación son los mejores aliados de las mujeres del campo para ayudarlas a generar campos más productivos y comunidades más fuertes.
Iniciativas ya existen, ejemplo de ello es la Plataforma Hemisférica de Mujeres Rurales creada por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), un espacio que busca escuchar las voces de las mujeres rurales, intercambiar conocimientos, experiencias y generar redes en el hemisferio.
Este portal fomenta la participación, inclusión y equidad de las mujeres rurales de América, donde pueden compartir experiencias y soluciones, intercambiar saberes y conocimientos, conectarse y generar redes para la visibilizar y promover sus actividades; así como un espacio para capacitarse, asociarse y empoderarse.