Muchas se han visto en la necesidad de trabajar desde casa y tener que combinar las tareas del hogar y la responsabilidad escolar de los hijos, junto con la parte laboral, lo cual ha traído grandes impactos.
Datos de la “Encuesta Regional 2020: ¿Cómo se transformó el ámbito laboral y familiar?”, elaborada por la IAE Business School, señalan que todavía existe una gran área de oportunidad en cuanto a la distribución e igualdad del trabajo doméstico, dado que las tareas del hogar aún son realizadas exclusivamente por las mujeres.
En este sentido, pareciera que nos hemos resignado y se ha aceptado que alguien tiene que asumir la carga mental y aprovechar nuestro tiempo de ocio o nuestra jornada laboral para coordinar todas las tareas. Lo cierto es que nadie nos obliga a asumir toda esta responsabilidad.
Y a pesar de que seguimos peleando por disminuir la brecha de género, en nuestros empleos, en los sueldos, incluso en casa, en donde somos las que dedicamos un mayor número de horas
al trabajo no remunerado
; cada mujer y cada persona tiene realidades distintas, pero hay cosas que todos estamos viviendo por igual: el aislamiento y estados de ánimos vulnerables.
De esta manera, mantener el bienestar físico y mental de los colaboradores es importante en la sustentabilidad y productividad de las corporaciones. Sin duda, un colega sano es más productivo, se enfoca más en las tareas, logra metas y da mayor rentabilidad a la compañía.
Sin embargo, debemos encontrar un balance en nuestro rol como mujer y profesionista, en lo físico, lo mental, lo social y lo económico. El primer bienestar en el que debemos de pensar es en el de nosotras mismas.
Por ejemplo, una de las primeras áreas en donde podemos hacer la diferencia, y que no depende de nadie más, es buscar nuestro bienestar financiero. Debemos de hacer conciencia de dónde estamos, el conocimiento y las habilidades necesarias para tomar decisiones financieras sólidas, así como las actitudes para alcanzar nuestros objetivos.
Algunas organizaciones comienzan a realizar un análisis de lo que pueden hacer para ayudar a las mujeres a lograr este bienestar financiero, por ejemplo, con planes financieros enfocados a ellas. También pueden generar beneficios que les permitan aterrizar sus estrategias de ahorro o inversión, como el fondo de ahorro o la caja de ahorro.