En el competitivo panorama empresarial actual, las organizaciones buscan constantemente estrategias para promover la productividad, fomentar el compromiso de sus colaboradores a través de la escucha activa y, con ello, impulsar la retención del talento. En este contexto, la salud y el bienestar (wellbeing) de los empleados se han convertido en factores clave para el éxito, dejando de ser un simple beneficio adicional para transformarse en una inversión estratégica con un impacto significativo en el estilo de vida de los empleados y en los resultados de la empresa.
Bienestar laboral, la clave del éxito empresarial

En este sentido, crear un programa integral que desarrolle ecosistemas laborales que aborden y evalúen las diferentes dimensiones de la salud de los colaboradores es fundamental para crear un entorno de trabajo positivo y productivo. Me refiero a que se debe de tener un enfoque holístico que va más allá de la ausencia de enfermedad y, por el contrario, engloba la salud física, mental, emocional, laboral, social e, incluso, financiera. Este enfoque, centrado en las personas, sin duda genera beneficios tangibles para las organizaciones.
En primer lugar, contribuye a la contención de los gastos en salud, al promover hábitos saludables y prevenir enfermedades crónicas. Esto se traduce en una reducción de la siniestralidad y un mayor control sobre los costos médicos que, de acuerdo con el estudio Global Medical Trends de Aon, se espera que para este 2025, los costos de los planes médicos corporativos aumenten un 14.5% en México. Además, mejora la salud general de los colaboradores, evitando complicaciones de padecimientos preexistentes y promoviendo un estilo de vida saludable.
Por otro lado, una fuerza laboral sana y motivada es más productiva y registra menor ausentismo, siendo este uno de los indicadores clave para las áreas de capital humano. Los empleados que se sienten cuidados y valorados desarrollan un mayor compromiso con la empresa y se sienten más motivados a contribuir a su éxito. Esto se traduce en una mayor retención del talento, reduciendo los costos asociados a la rotación de personal.
Lo anterior apoya al equilibrio y valoración por parte de los empleados acerca de las prestaciones relacionadas con compensación monetaria y, en consecuencia, de los programas de armonización de compensación o beneficios flexibles.
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En este sentido, para lograr un programa integral efectivo, es fundamental realizar un análisis exhaustivo de las necesidades de salud de la organización. Esto implica identificar los diversos factores de riesgo que permitan desarrollar estrategias de prevención y promoción de la salud adaptadas a la realidad de la empresa. Este análisis debe considerar las particularidades de cada individuo, reconociendo que la salud es un concepto personal y evolutivo. Es decir, las necesidades de hoy de una persona no necesariamente serán las mismas dentro de seis o 12 meses.
La implementación de un programa de estas características requiere un enfoque multidimensional. Como organizaciones, es importante considerar las emociones de los empleados, proporcionándoles herramientas para que puedan gestionarlas de la mejor manera y desarrollar una mayor resiliencia. Asimismo, se debe fomentar la aptitud social, promoviendo la creación de conexiones significativas y un buen entorno laboral. Un ambiente de trabajo positivo, donde las personas se sientan cómodas y apoyadas, es esencial para el desarrollo del talento y la innovación.
Bajo esta misma línea, llevar a cabo un análisis de riesgos en salud podría permitir identificar áreas de mejora y segmentar a la población según sus necesidades. Esto facilita el diseño de programas específicos y dirigidos, permitiendo a las organizaciones maximizar su impacto. Por ejemplo, si se detecta una alta prevalencia de estrés laboral, se pueden implementar talleres de manejo del estrés y mindfulness. Si, por otro lado, se identifica un bajo nivel de actividad física, se pueden organizar actividades deportivas y promover hábitos saludables.
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Por otra parte, es importante que en paralelo se desarrolle un análisis de compensación integral que incluya la valuación de estructuras y comparación del paquete de sueldos y prestaciones, lo que permitirá elegir el mercado de referencia por quienes compiten con talento.
Otro factor que aporta cimientos a la estrategia comentada, es conocer la salud financiera de los empleados. Acompañarlos a avanzar hacia indicadores positivos está directamente relacionado con la valoración de esquema de compensación que otorga la empresa, lo que trae como resultado tener índices favorables de salud mental.
De igual forma, es importante reconocer que la tecnología puede ser un gran aliado. Plataformas digitales, aplicaciones móviles y portales web pueden facilitar el acceso a información, recursos y herramientas para que los empleados puedan cuidar de su salud de forma autónoma. Estas herramientas pueden incluir desde programas de seguimiento de actividad física con entrenadores personales, hasta recursos para la gestión del estrés, el desarrollo de habilidades emocionales y simuladores que muestren el distintivo de la oferta de valor que la empresa otorga a sus colaboradores. Esto se podrá determinar, como ya lo mencioné, tras un análisis profundo de la situación de cada organización, el cual debe someterse a una evaluación continua para garantizar el éxito en su cobertura y dar atención a las cambiantes necesidades.
Cualesquiera que sean las principales necesidades, no se debe de perder de vista que un enfoque holístico implica ir más allá de los programas tradicionales de salud física, incorporando iniciativas que promuevan la salud emocional, social y financiera. Talleres de comunicación efectiva, programas de apoyo financiero o actividades de integración social son solo algunos ejemplos. Además, es crucial fomentar una cultura de prevención, incentivando la detección temprana de enfermedades a través de revisiones médicas y campañas de concientización.
En conclusión, es importante destacar que la inversión en la salud y esquemas de bienestar de los empleados no solo beneficia a la empresa a nivel de objetivos y resultados, sino que también contribuye a crear una cultura de cuidado y responsabilidad. Cuando una organización prioriza la salud y el bienestar de su equipo, está construyendo un futuro más sostenible y humano, donde el éxito se mide no solo en términos financieros, sino también en el bienestar colectivo.
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Nota del editor: Martha Hernández es directora de Consultoría en Capital Humano en Aon México. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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