Desde el 1 de octubre de este año, en México vivimos un momento sin precedentes: por primera vez en nuestra historia, una mujer, Claudia Sheinbaum, ocupa el cargo de Presidenta de la nación. Dejemos de lado ideologías políticas y reconozcamos este momento histórico en la lucha de la equidad de género. Ahora, más que nunca, debemos analizar dónde siguen existiendo techos de cristal que limitan el desarrollo de las mujeres, cómo hacer realidad la equidad de género en México. Por eso hoy quiero tocar un tema que considero muy importante en relación a ello, las finanzas.
IA e inclusión financiera para mujeres, ¿basta con implementar la tecnología?
En México, la brecha de género en el acceso a servicios financieros sigue siendo un tema pendiente. Según el Banco Mundial las mujeres tienen 12.4% menos probabilidades de acceder a un producto financiero formal, en comparación con los hombres.
Desatar el poder femenino en el sistema financiero no es solo una cuestión de equidad, es un motor de crecimiento económico que no se está aprovechando. Más de la mitad de la población mexicana está compuesta por mujeres, pero una gran mayoría de ellas sigue enfrentándose a barreras -historial crediticio o propiedad de inmuebles- que les impiden acceder a servicios financieros esenciales.
Este déficit de inclusión afecta la vida diaria de las madres de familia y emprendedoras y limita el desarrollo económico del país en su conjunto. La exclusión financiera de las mujeres impacta negativamente en la estabilidad económica de su entorno familiar, frena el crecimiento económico de su comunidad y se desperdicia el potencial económico de más de la mitad de la población.
Aquí es donde la inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de cambiar las reglas del juego. Esta tecnología nos permite conocer las necesidades de las mujeres, las barreras a las que se enfrentan y simplificar el acceso a productos financieros, pero no basta con su implementación; hace falta que sean ellas quienes lideren esta transformación.
La IA ha revolucionado todas las industrias, el crédito no es la excepción. Esta herramienta nos permite analizar y pensar “fuera de la caja”. Conocer a una persona más allá de un historial crediticio. Romper las barreras que históricamente han limitado a las mujeres y las han colocado en un lugar secundario en la actividad económica del país. La IA ha permitido abrir la puerta a oportunidades que antes no eran viables para este segmento de la población.
Estas iniciativas demuestran que, con el uso de la tecnología, podemos crear un ecosistema financiero más justo y equitativo. Pero reitero que, además de su implementación, se requiere del liderazgo femenino en el sector para construir soluciones verdaderamente inclusivas que aprovechen al máximo las bondades de la IA.
Si más mujeres asumen roles de liderazgo las soluciones evolucionarán. Es fundamental tener referentes que entiendan las necesidades de las usuarias, incluso, con base en su propia experiencia. Al amplificar la participación femenina en la industria tecnológica y financiera, no solo estamos hablando de equidad de género, sino de innovación y crecimiento a largo plazo.
Hay mucho trabajo por hacer. La representación femenina en fintech y tecnología aún es limitada. La clave está en abrir más espacios para que su voz sea escuchada, lo que llevará a una mayor diversidad de ideas y, por ende, a soluciones más creativas y efectivas.
La independencia financiera es mucho más que una meta monetaria: es un catalizador de derechos y oportunidades. Con acceso a productos financieros adecuados y personalizados, las mujeres pueden asumir el control de sus vidas y tomar decisiones más informadas y autónomas.
La IA es una solución clave para ese objetivo, pero no será 100% aprovechada en favor de las mujeres si no son ellas quienes lideren el movimiento hacia la creación de productos con verdadero impacto social y en materia de inclusión.
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Nota del editor: Liliana Herrera es la directora de External Affairs de Tala en México. Posee una amplia experiencia tanto en el sector público como el privado, en las áreas de políticas públicas, transparencia, protección de datos, consejería y consultoría en materia legal. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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