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Sexting, ¿vale la pena arriesgarse?

La sexualidad de la mujer es tan respetable como la del hombre y nadie tiene derecho a señalar, evidenciar, comentar, exhibir o hacer público lo que devotamente, su pareja le confió.
mié 17 julio 2024 05:59 AM
Difusión no consensuada
La "Ley Olimpia”, que es un conjunto de reformas legislativas encaminadas a castigar la violencia digital y sancionar los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales, apunta Verónica Salame.

Queridas lectoras, queridos lectores. Les saluda una vez más y con el gusto de siempre su amiga cincuentona; en esta ocasión con un controvertido tema que sacará chispas, dividirá opiniones y sonrojará a más de una, a más de uno; el sexting.

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Así cómo lo lees, el sexting, cuyo significado es muy sencillo de entender semánticamente, pero complejo de debatir y desmenuzar como fenómeno social. Se trata de tomarse fotos y videos con contenido sexual y erótico, las famosas nudes, y enviar estas imágenes, acompañadas de mensajes de texto o ‘voice notes’ a una persona de confianza y de manera consensuada (y si no es así, ¡jamás lo hagas!) a través del celular u otro dispositivo electrónico. Mención aparte cuando se trata de compañeras y compañeros de trabajo. Más que delicado.

¡Se me ponen los pelos de punta! Y no porque Verónica Salame sea una santurrona, una ‘mocha’ o una ingenua, pero creo que es de suma importancia considerar varios puntos para entenderlo mejor y dominar el tema. Y esto va especialmente para los de mi generación: el sexting existe, no hay manera de tapar el sol con un dedo; es la realidad que a nuestros hijos, a nuestros nietos, les tocó vivir su adolescencia con estos aparatos (gadgets, les dicen hoy en día), con todas estas posibilidades y con acceso total al alcance de un clic. Y si vamos por la vida pensando que nuestros hijos o nietos no son capaces, o que tienen valores y que eso no fue lo que les enseñamos; en fin, todos los ‘no’ que se nos ocurran, estamos más que perdidos.

¿Por qué? Porque desde mi punto de vista, esto no tiene nada que ver con valores ni con educación, y sí tiene todo que ver con la confianza y las relaciones, ahí yace el peligro. Y hago un paréntesis desde la honestidad: si a mí me hubieran tocado estos dispositivos en la adolescencia, estoy segura de que, a pesar de ser una persona con valores y con cabeza, seguramente habría hecho muchas cosas de las que me hubiera arrepentido.

Puedo parecer muy abierta de mente, y probablemente sí lo sea, pero creo que la vida sexual de una pareja es algo muy íntimo y personal; llámale sexting, videollamada o en vivo y a todo color; la bronca surge cuando se cree que hay una confianza ciega de reciprocidad, de respeto y de cuidado mutuo, pero tristemente en muchos casos, no es así. ¿Qué pasa cuando el príncipe azul está muy lejos de serlo, y por el contrario, resulta ser un tipo inseguro, acomplejado, con la necesidad de verse ‘hombrecito’ frente a los amigos? Y por alguna razón termina la relación y ¡sorpresa! el príncipe azul se convierte en sapo; el latente riesgo de venganza de este personaje, terminará por evidenciarte.

Partamos del hecho irrefutable de que vivimos en una sociedad (muy) machista, en la que las evidencias sexuales son trofeos para algunos “poco hombres”, y socialmente a nosotras, nos degradan a zorras (por decir lo menos). Afortunadamente la cosa empieza a cambiar, aunque para mi gusto, muy lentamente. La sexualidad de la mujer es tan respetable como la del hombre, y nadie, absolutamente nadie, ni hombre ni mujer, tiene derecho a señalar, evidenciar, comentar, exhibir o hacer público lo que devotamente, su pareja le confió.

Y quiero aprovechar este espacio para solicitar a los papás de aquellas chicas que viven una situación así; por favor, háganlas sentir respaldadas, apoyadas y amadas, porque lamentablemente es una realidad que algunos padres condicionan el amor a sus hijos, para que se comporten como nosotros queremos que lo hagan y no entendemos que, lo que hacemos es educar y no entrenar; ellos tienen sus propias ideas y valores, tan respetables como los nuestros.

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Lo más importante en este tema es informarnos e informar a nuestras hijas (e hijos, ojo), que sepan que HOY la ley sí las respalda; investiguen, lean y compartan información sobre la “Ley Olimpia”, que es un conjunto de reformas legislativas encaminadas a castigar la violencia digital y sancionar los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales.

Y a las más jóvenes, lo que les digo es: no se sientan presionadas por sus parejas, para hacer algo que no las haga sentir cómodas, y si realmente lo quieren hacer asegúrense de que sea la persona correcta; las mujeres solemos confundir el amor y la confianza, y eso nos hace vulnerables. Distingan los focos rojos; no le quieran poner florecitas a todo ni traten de justificar lo injustificable. Protejámonos.

Les manda saludos su amiga cincuentona, nos leemos en la siguiente.

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Nota del editor: Verónica Salame (Instagram @veronica_salame) es una activista social en pro de la igualdad de género, impulsora del proyecto MuXejeres. Miembro del Women International Zionist Organization (WIZO), ex presidenta de la mesa de consejo de Children International. Actualmente es directora de relaciones públicas de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa (AMMJE). Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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