Recientemente, una colega se acercó a mí para pedirme ayuda en un tema muy puntual. Me sorprendió gratamente su humildad al reconocer su área de oportunidad y su disposición para aprender. Valoré su claridad al exponer sus dudas y su confianza en mi capacidad para guiarla en este proceso. Este encuentro me hizo reflexionar sobre la importancia de no complicarnos al pedir ayuda y sobredimensionar una mentoría como un proceso de transformación, podemos enfocarnos en un proceso específico.
Liderazgo asertivo, el regalo del feedback
En esta plática me contó que requería darle feedback a su equipo y buscaba en mí consejos para hacerlo de la mejor forma. Es interesante notar que, debido a nuestro entorno y aprendizaje social, las mujeres a menudo enfrentamos desafíos al separar los sentimientos y prejuicios para ofrecer un feedback efectivo. Nuestros juicios y experiencias previas traen consigo una carga emocional significativa basada en nuestras propias realidades personales.
La edición más reciente del estudio Mujeres en el lugar de trabajo de McKinsey señala que, en comparación con las mujeres que trabajan de forma presencial, los hombres tienen más probabilidades de estar “informados”, recibir la tutoría y el apoyo que necesitan, y que sus logros sean reconocidos y se recompensen.
Dentro de las organizaciones es sumamente importante que los mapas de desarrollo de los líderes enseñen y refuercen las habilidades referentes al feedback. Tanto la capacidad de dar, como la de recibir feedback, son competencias clave para el crecimiento y la mejora continua. Al estar dispuesta a tener este diálogo se reduce la fricción y se evitan malentendidos. Esta práctica se fundamenta en la objetividad y se centra en identificar acciones concretas.
Para mí, el feedback es un valioso regalo cuyo objetivo es brindar orientación para alcanzar objetivos profesionales. Requiere de tiempo, no se trata solo de analizar las responsabilidades y resultados de un puesto, sino que también implica la elaboración de un marco detallado que integre habilidades, conocimientos, capacidades y valores, respaldado por ejemplos concretos. Además, es fundamental ser consciente de si se está evaluando una situación excepcional o un comportamiento habitual, para así poder enfocarse en identificar alternativas de solución en lugar de limitarse a señalar errores.
¿Cómo recibir el feedback?
Hay que recibir el feedback con agradecimiento. Agradeciendo que se están tomando el tiempo de dártelo y responder con la apertura de aprender y conocerte más desde otra perspectiva. Es un momento que requiere callar tu mente, te enfocas en escuchar y no pensar en qué contestar para justificar tus acciones. Solo es válido decir “dime más” y “dame un ejemplo” para profundizar y comprender mejor el caso.
No tienes una obligación de qué hacer con él, pero se generan expectativas. ¡Alguien se dio el tiempo para pensar en ti! Reconoce el valor de este espacio, y considera si puedes o no volver a tocar esa puerta y qué te llevas de ella. A veces, incluso las pequeñas interacciones pueden tener un impacto significativo en nuestras vidas, encaminándonos a nuestra mejor versión.
Analizar este momento desde fuera y apreciar lo que los otros ven en ti. A lo largo de mi carrera he tenido la fortuna de contar con líderes que vislumbraron en mí un gran potencial, incluso antes de que yo creyera en mi misma, y me impulsaron a tomar retos que me han permitido explorar oportunidades para superarme.
¿Cómo dar el feedback?
El consejo que le di a esta directiva fue eliminar el sentimiento, concentrarse en la intención detrás de ello para ser lo más directa posible. El feedback puede estructurarse desde lo que se espera del puesto y desde lo que se espera de la persona para así marcar las áreas donde es necesario accionar.
Como líder, debes demostrar que estás alineado con lo que la organización requiere de ti para conectar con tu equipo. Trabajar en generar vínculos fuertes para crear un círculo virtuoso de apoyo y crecimiento, construyendo un ambiente de colaboración y confianza.
Como mujeres, tenemos la oportunidad de ayudar a crecer a otras mujeres, simplificarles el proceso de escalamiento que aún es complicado. Se trata de comprender las necesidades y estar dispuestas a brindar ayuda generosamente. Como líderes, debemos estar dispuestas para ofrecer micromentorías y guía a nuestras colegas, fomentando así un ambiente de apoyo mutuo que impulse el desarrollo y consecución de objetivos profesionales. ¡Juntas somos más fuertes!
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Nota del editor: Myriam Cosío es Chief External Affairs Officer de Clip. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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