He visto miles de comentarios burlándose de la situación y minimizarla como una “broma” o algo propio de Internet. No solo eso, además llaman exagerada a la cantante española por haberlo denunciado públicamente y hasta le sugieren que si no quiere ser fotomontada que no suba imágenes a sus redes. Todas esas expresiones son violencia de género.
Basta recordar que la violencia digital de género está reconocida por la Organización de las Naciones Unidas y en México la Ley General de Acceso de las Mujeres la define como toda acción dolosa realizada mediante el uso de tecnologías de la información y la comunicación por la que se exponga, distribuya, difunda, exhiba, transmita, comercialice, oferte, intercambie o comparta imágenes, audios o videos reales o simulados de contenido íntimo sexual de una persona sin su consentimiento y que le cause daño psicológico, emocional, en cualquier ámbito de su vida privada o en su imagen propia.
La imagen es un dato personal, tan delicado como nuestra dirección o la contraseña de nuestra cuenta bancaria. Nadie puede usarla sin consentimiento, ¡aunque la mujer las haya subido a Only Fans! Y esto es urgente visibilizarlo porque de otra manera la normalización de las agresiones en el entorno virtual se profundizará al mismo tiempo que la tecnología logra más avances. ¿Qué va a pasar cuando la IA permita animar y simular videos sexuales, con todo y la imitación de la voz real de la vícima? ¿También la cuestionaremos sobre para qué usa redes sociales?
Nos encontramos ante un punto de quiebre en cuanto a privacidad digital, robo de identidad y transgresión a la intimidad. No basta con reforzar el marco legal para sancionar todas esas conductas, es indispensable un trabajo social y mediático de empoderamiento desde la claridad de que el mal uso de las imágenes no es culpa de las víctimas y la solución no es aislarnos del mundo digital.