Al conocer estas tres necesidades, ¿hay una que desees fortalecer? Aquí hay algunas ideas:
Sé más competente
1. Adquiere habilidades y conocimientos: Invierte en educación y desarrollo profesional. Ya sea que sigas preparándote a nivel académico o te capacites en habilidades técnicas y blandas… busca oportunidades de aprendizaje continuo.
2. Practica, desarrolla habilidades y construye conocimiento que te permitan transformar tus talentos en fortalezas.
Déjame ponerte en contexto: una fortaleza es la capacidad de ofrecer un desempeño casi perfecto en una actividad específica. En cambio, tus talentos son patrones recurrentes de pensamientos, sentimientos o comportamientos que se dan en ti de manera natural.
En otras palabras, tus talentos son como diamantes en bruto que pueden ser “pulidos” y solo si inviertes tiempo en aumentar tus conocimientos y habilidades que los potencien, los puedes transformar en fortalezas.
Por ejemplo: si tú fueras alguien con sentido del humor que con frecuencia hace reír a las demás personas, eso es un talento. Pero si quisieras convertirte en una standupera tendrías que tomar cursos en los que aprendas fórmulas para hacer comedia.
Además, tendrías que subirte a un escenario muchas veces para probar tu material y desarrollar las habilidades que te permitan mejorar tu rutina de chistes. Gracias a todo ese proceso, tu talento se convertiría en una fortaleza. Está comprobado que cuando alguien pone en práctica sus fortalezas se siente motivada y llena de energía. ¿Notas cómo ser más competente te hace más feliz?
Desarrolla más autonomía
1. Busca oportunidades de liderazgo: ya sea en tu espacio de trabajo o comunidad. En otras palabras, atrévete a levantar la mano. Muchas veces no lo hacemos por el temor de pensar que no contamos con la suficiente experiencia o conocimientos para asumir un reto. Pero como dice la frase: más vale ignorancia en fuego que conocimiento congelado.
2. Cuestiona los estereotipos de género que limitan tus opciones de elección en el plano profesional: puedes trabajar en prejuicios de género como creer que la maternidad es una experiencia que todas las mujeres debemos experimentar; o creer que si tu personalidad es emotiva entonces no eres capaz de tomar decisiones racionales y objetivas.
3. Emprendimiento: El emprendimiento puede ser una opción para tener más autonomía en tu carrera. Desde trabajar en lo que te apasiona hasta crear tu propia empresa.
Imaginemos a una mujer que vive en una comunidad rural y que depende de su esposo para sostener a su familia. Sin embargo, ella siempre ha tenido una pasión por hacer joyas y accesorios. A través del emprendimiento, decide convertir su pasión en un negocio.
Al principio puede ser difícil para ella encontrar los recursos y el capital para comenzar su negocio, pero con perseverancia, logra reunir lo que necesita para comenzar. El emprendimiento le ha brindado a esta mujer la oportunidad de ser más autónoma. Por cierto, muy valiosa la labor de Crea / Comunidades de Emprendedoras Sociales. Es una organización que desarrolla y ejecuta programas para impulsar a mujeres emprendedoras de zonas social y económicamente marginadas.