En México las cosas no van mejor. Según la investigación Mujeres en las empresas 2022, realizada por el Instituto Mexicano para la Competitividad (
IMCO
), el 27% de las compañías encuestadas no tiene una sola mujer en sus consejos de administración, ellas representan el 12% de las direcciones relevantes y solo siete (no, no el siete por ciento), siete mujeres de entre 182 empresas son directoras generales.
Necesitamos diversidad
Una paradoja más: a pesar de la baja representación de mujeres en puestos de liderazgo, hay un cúmulo de evidencias de los beneficios que la diversidad aporta a las organizaciones. El estudio La Diversidad Importa, de McKinsey, encontró que las empresas con consejos directivos diversos tuvieron un rendimiento de capital 53% mayor que el promedio y contribuyeron a lograr 14% más ganancias. Podemos decir que la diversidad y la inclusión, por lo menos la de género, también es un caso de negocio.
La diversidad de talentos resulta en una diversidad de ideas. Si esas ideas se toman en cuenta (= inclusión), entonces la organización tendrá un mejor desempeño. En organizaciones inclusivas se retiene al mejor talento, se fomenta la innovación, hay un mejor entendimiento de los clientes y se promueven la confianza y el trabajo en equipo. La inclusión, eventualmente, conduce a un compromiso más tangible de las y los colaboradores.
Razones puede haber muchas más, incluso el sistema social que nos asigna roles tradicionalmente llevados solo por mujeres, como ser únicamente las que cuidan y no las que pueden ejercer un liderazgo. Lo cierto es que en la sociedad actual es imperativo, necesario y urgente que las mujeres seamos tomadas en cuenta, visibilizadas y reconocidas.
¿Cómo dejar de ser la mujer invisible?
Tal vez como sociedad deberíamos empezar desde la infancia, una donde los padres y los profesores dejen de diferenciarnos a partir de nuestro género. Pero como por el momento todavía no llegamos a eso, hay que seguir buscando vías y estrategias para construir la tan anhelada visibilidad del liderazgo de las mujeres.
Visibilización. Las organizaciones y empresas que aspiren a ser socialmente responsables deben tener entre sus prioridades apoyar el crecimiento personal y profesional de las mujeres, entender sus necesidades, otorgar presupuestos a proyectos liderados por ellas, reconocer y recompensar sus talentos y su poder transformador.
Alzar la voz. Debemos advertirlo: no crean que se van a sentar y esperar a que alguien simplemente las llame para formar parte de su consejo directivo. Esto no sucederá. Hay que atreverse y expresar que estamos interesadas en ocupar los puestos más altos dentro de las compañías, lo cual también conlleva que te tienes que preparar.
Abrirse a la inclusión. Inclusión significa sentirte parte del lugar en el que estás. Las mujeres son fundamentales no solo para mejorar el clima en la empresa, sino para que los inversores se interesen en ella. Actualmente, casas inversoras como BlackRock y State Street han fortalecido sus políticas de diversidad y no están dispuestas a invertir en compañías que no tengan al menos dos mujeres en sus juntas directivas.