Entonces, las mujeres trabajan pero la mayor parte del tiempo lo dedican a labores no remuneradas como las labores de cuidado y las labores domésticas.
En este sentido, la
brecha de la participación laboral
entre mujeres y hombres es de 31.4 puntos porcentuales. La tasa de participación de los hombres es de 76.5%, mientras que la de las mujeres es 45.1%. Asimismo, las mujeres tienen mayor participación laboral en el mercado informal, en donde 54.7% de las mujeres y 49.4% de los hombres trabajan en el sector informal (Inegi, 2021).
Respecto a la diferencia de salarios entre hombres y mujeres, el ingreso laboral mensual promedio de los hombres es de 8,502.79 pesos, en contraste con el de las mujeres que es de 7,065.15. Además, esta brecha se ensancha cuando el empleo es formal, ya que los hombres perciben en promedio 11,254.48 pesos mensuales y las mujeres perciben 9,904.12 pesos mensuales.
Asimismo, existe una diferencia de género en el empleo informal. Los hombres perciben 6,267.33 pesos mensuales, a diferencia de las mujeres que en promedio perciben 4,650.80 pesos mensuales; una diferencia de ingresos de 1,616.53 pesos mensuales menos para las mujeres (
ENOE, 2T2022
).
Este escenario, en donde las mujeres perciben menores salarios que los hombres, participan menos en el mercado laboral y, cuando lo hacen, se incorporan en mayor medida al mercado laboral informal, explica en parte la diferencia de género del ahorro para el retiro.
Si las mujeres no trabajan, no pueden ahorrar. Y si trabajan en el mercado laboral informal, además de carecer de seguridad social, tienen menores salarios, inclusión financiera y cuentas de ahorro y, por lo tanto, el ahorro para el retiro es bajo. Lo anterior es relevante para diseñar políticas públicas que corrijan las desigualdades entre hombres y mujeres en el mercado laboral y puedan incidir en el ahorro para el retiro.