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Reducir la brecha

Cuando las mujeres contamos con derechos, equidad e igualdad, nuestros entornos mejoran, el trabajo, el hogar, nuestra individualidad y, sin duda alguna, la economía de los lugares donde vivimos.
vie 02 diciembre 2022 06:04 AM
brecha género
Hay dos temas importantes que se vuelven indispensables atacar: los salarios más bajos que el de nuestros pares masculinos y el acceso a más y mejores oportunidades, apunta Laura Tamayo.

(Expansión Mujeres) - En este espacio hemos hablado anteriormente sobre la relevancia de acortar las brechas de género entre hombres y mujeres, no solo porque es un derecho humano fundamental, sino porque es uno de los pilares esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Cuando las mujeres contamos con derechos, equidad e igualdad, nuestros entornos mejoran, el trabajo, el hogar, nuestra individualidad y, sin duda alguna, la economía de los lugares donde vivimos.

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Si bien es cierto que hemos conseguido algunos avances durante las últimas décadas y ya encontramos a más mujeres con cargos en parlamentos y posiciones de liderazgo, así como más leyes para fomentar la igualdad de género, aún tenemos un largo camino por recorrer para terminar con las desigualdades que tanto nos aquejan como sociedad. En ese sentido se encuentran dos temas importantes que se vuelven indispensables atacar: los salarios más bajos que el de nuestros pares masculinos y el acceso a más y mejores oportunidades.

De acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el índice actual de participación de las mujeres en la población activa en el mundo se aproxima al 49%. En cambio, el de los hombres es del 75%. Por lo tanto, existe una diferencia de casi 26 puntos porcentuales y, en algunas regiones, la disparidad supera los 50 puntos porcentuales.

Además, si bien el empleo vulnerable es generalizado tanto para los hombres como para nosotras, es una realidad que la mujer tiende a tener una presencia excesiva en el trabajo no remunerado y el cuidado del hogar. Cocinar, lavar ropa, hacer limpieza, comprar alimentos, mantener la casa y cuidar niños, son algunas de las actividades que realizamos y que no se reparten equitativamente ni se contabilizan.

A pesar de no tener un precio asignado cuando las ejecutan las y los miembros del hogar, estas tienen un valor económico y conllevan un costo de oportunidad, pues representan la cantidad de tiempo invertido y dinero que una persona podría haber obtenido en el mercado laboral u otra actividad productiva.

El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) señala que, en 2020, el trabajo no remunerado del género femenino tuvo un valor equivalente a 69,128 pesos anuales, mientras que el de los hombres fue de 27,175. Es decir, realizamos tres veces más trabajo no remunerado que los hombres.

Por qué invertir

Los beneficios son múltiples. Desde una perspectiva económica, está comprobado que la reducción de la brecha de género en la participación en la población activa podría aumentar considerablemente el PIB mundial. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) sugiere que, si se logra reducir la disparidad de género en el ámbito laboral en un 25%, para 2025, se tendrían ingresos fiscales por hasta 1.5 millones de dólares; en tanto, Latinoamérica podría aumentar su Producto Interno Bruto en 4%.

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El estudio “Brecha Salarial de Género 2022” del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) propone cinco grandes ejes para avanzar en este tema:

1. Romper con la segregación ocupacional de género. Nos obliga a promover la educación continua, extender la seguridad social para cubrir a las trabajadoras con empleo flexible, y mejorar la calidad de los empleos en los sectores más precarizados.

2. Realizar un autodiagnóstico de la brecha de ingresos entre hombres y mujeres dentro de los centros de trabajo. Con esta data, las organizaciones podrán realizar un autodiagnóstico y atender las disparidades en los casos que sea necesario.

3. Avanzar hacia la transparencia salarial en los centros de trabajo. Transparentar los salarios por puesto fomenta el cierre de la brecha de ingreso por razones de género entre 20% y 40% al tener criterios establecidos para la remuneración en cada puesto de trabajo, así como para los incrementos salariales.

4. Eliminar prácticas que pueden perpetuar la desigualdad de ingresos dentro del mercado laboral, como son: preguntar el historial salarial, considerar el estado civil, edad, hijos o detalles de la vida personal como una determinante para un puesto y anunciar vacantes con sesgos de género por considerar que son trabajos tradicionalmente para hombres.

5. Implementar políticas que fomenten el balance vida-trabajo entre los y las colaboradoras para mejorar la calidad del empleo. La flexibilidad de horarios, el trabajo a distancia y los permisos de paternidad extendidos, son vitales para que las mujeres puedan tener más tiempo disponible y ofrecerlo en el mercado laboral.

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Solo con la suma de todas las partes, autoridades, iniciativa privada y sociedad en general, y el continuo empuje desde nuestras trincheras para la ruptura de estos paradigmas, lograremos más avances. Afortunadamente, me da gusto ver que las nuevas generaciones de niñas y jóvenes vienen con una sensación de empoderamiento mucho más notoria que la que les tocó vivir a nuestras abuelas, madres e incluso nosotras.

Tenemos que seguir incentivándolas a que se preparen y sean participes en la realización de sus derechos fundamentales y, así, reducir la brecha.

Nota del editor: Laura Tamayo es Directora de Asuntos Públicos, Comunicación y Sustentabilidad en Bayer México. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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