Si bien es cierto que hemos conseguido algunos avances durante las últimas décadas y ya encontramos a más mujeres con cargos en parlamentos y posiciones de liderazgo, así como más leyes para fomentar la igualdad de género, aún tenemos un largo camino por recorrer para terminar con las desigualdades que tanto nos aquejan como sociedad. En ese sentido se encuentran dos temas importantes que se vuelven indispensables atacar: los salarios más bajos que el de nuestros pares masculinos y el acceso a más y mejores oportunidades.
De acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el índice actual de participación de las mujeres en la población activa en el mundo se aproxima al 49%. En cambio, el de los hombres es del 75%. Por lo tanto, existe una diferencia de casi 26 puntos porcentuales y, en algunas regiones, la disparidad supera los 50 puntos porcentuales.
Además, si bien el empleo vulnerable es generalizado tanto para los hombres como para nosotras, es una realidad que la mujer tiende a tener una presencia excesiva en el trabajo no remunerado y el cuidado del hogar. Cocinar, lavar ropa, hacer limpieza, comprar alimentos, mantener la casa y cuidar niños, son algunas de las actividades que realizamos y que no se reparten equitativamente ni se contabilizan.
A pesar de no tener un precio asignado cuando las ejecutan las y los miembros del hogar, estas tienen un valor económico y conllevan un costo de oportunidad, pues representan la cantidad de tiempo invertido y dinero que una persona podría haber obtenido en el mercado laboral u otra actividad productiva.
El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) señala que, en 2020, el trabajo no remunerado del género femenino tuvo un valor equivalente a 69,128 pesos anuales, mientras que el de los hombres fue de 27,175. Es decir, realizamos tres veces más trabajo no remunerado que los hombres.
Por qué invertir
Los beneficios son múltiples. Desde una perspectiva económica, está comprobado que la reducción de la brecha de género en la participación en la población activa podría aumentar considerablemente el PIB mundial. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) sugiere que, si se logra reducir la disparidad de género en el ámbito laboral en un 25%, para 2025, se tendrían ingresos fiscales por hasta 1.5 millones de dólares; en tanto, Latinoamérica podría aumentar su Producto Interno Bruto en 4%.