Es difícil captar lo que sucede en el sector privado, pero hay estudios y encuestas oficiales que señalan que estamos lejos de ser un país igualitario en el mercado laboral. Empecemos por la escasa representación de mujeres en puestos de toma decisiones.
Un estudio del IMCO y el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección del Ipade
analizó 182 emisoras de las bolsas de valores mexicanas y encontró que en 2021 solo 11% de las sillas de los consejos de administración estaban ocupadas por mujeres, al igual que 4% de las direcciones generales, 10% de las direcciones de finanzas y 21% de las jurídicas. Hay mejorías respecto a la medición de 2020, pero todavía no reflejan que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres.
Por otro lado, este mismo estudio encontró que solo 43% de las empresas evaluadas mencionaron en sus reportes de sustentabilidad prácticas para elevar la inclusión. Esto fue
un avance del 30% de empresas
que reportaron esta información en 2020. No obstante, no sabemos cuáles son los resultados de estas prácticas al interior de los centros de trabajo.
Por último, en la
Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del INEGI
encontró que casi 20% de las trabajadoras reportaron haber vivido violencia laboral en 2021. Además, desde 2019 la NOM-035 obliga a las empresas a contar con una política de prevención de riesgos psicociales que contemple acciones para evitar la violencia laboral, pero en 2021 73% de las trabajadoras no sabía de la existencia de protocolos para atender la violencia contra mujeres en los centros de trabajo.
Además, el 92% de las afectadas no denunció, la mayoría de ellas por considerarlo sin importancia o por miedo a represalias. ¿Esto refleja un ambiente seguro para las mujeres?