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Exitosa pero impopular, ¿aceptarías?

Padecer la herida del rechazo nos lleva a infravalorarnos y buscar la perfección a toda costa. Por eso caemos en una búsqueda constante del reconocimiento de las demás personas, señala Adriana Castro.
mar 19 julio 2022 06:07 AM
¿Conoces el experimento Heidi y Howard?
Deja de sacrificar tu necesidad de crecer laboralmente con tal de ser aceptada. Aprende a no desmoronarte por una crítica, señala Adriana Castro.

(Expansión Mujeres) - ¿Conoces el experimento Heidi y Howard? Se realizó en 2003 para probar la percepción hacia los hombres y las mujeres dentro de los ambientes de trabajo.

Este caso está basado en la historia de Heidi Roizen, una empresaria exitosa. El experimento fue realizado por un profesor de la Universidad de Columbia. Él dio a conocer a la mitad de su clase el caso de éxito de la empresaria en el que describe en detalle su personalidad y sus logros.

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A la otra mitad de la clase le dio el mismo caso, pero cambiando el nombre “Heidi” por “Howard”. Luego, solicitó a los estudiantes evaluar a las dos personas en términos de competencia, efectividad y agradabilidad.

Les pidió que explicaran si les gustaría trabajar con ellos o no. Aunque los estudiantes evaluaron a los dos como igualmente competentes, señalaron a Howard como mucho más agradable argumentando que les gustaba su estilo de liderazgo y personalidad.

Sin embargo, no pensaron lo mismo de Heidi. No fue considerada empática, no les gustó su liderazgo y fue calificada de agresiva.

En otras palabras, manifestaron no querer trabajar con Heidi pero sí con Howard.

Este estudio revela que hay gente que aún evalúa a las personas basándose en estereotipos, genero, raza, nacionalidad y su edad. Es como si se esperara que los hombres fueran decisivos y con empuje. Y el estereotipo de nosotras establece que seamos cuidadosas y sensibles. Desde este contexto, es de esperar que los logros profesionales y los rasgos asociados a ellos se esperen mucho más de los hombres.

¿Será que las mujeres pagamos un precio por ser exitosas? Es decir, si una mujer es competente quizá no sea percibida lo suficientemente ‘linda y amable’, que son los atributos que generalmente se esperan de nosotras. Pero en un ambiente laboral, si nos limitamos a estas actitudes, definitivamente nos alejamos de los retos que nos hacen crecer.

Lo sé, esto complica la situación porque si lo que queremos es ser visibles y exitosas, pareciera que tendríamos que pagar el precio de agradar menos. Y eso, para muchas de nosotras, solo de pensarlo da miedo.

Da miedo agradar menos porque nos conecta con el sentimiento del rechazo.

¿Y por qué tememos al rechazo? Porque ese sentimiento nos conecta con asuntos no resueltos del pasado que traemos cargando en nuestras mochilas emocionales. Padecer la herida del rechazo nos lleva a infravalorarnos y buscar la perfección a toda costa. Por eso caemos en una búsqueda constante del reconocimiento de las demás personas.

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Así que, ¿cómo aprender a lidiar mejor con el rechazo y bajarle a la adicción a la aprobación?

Deja de sacrificar tu necesidad de crecer laboralmente con tal de ser aceptada. Aprende a no desmoronarte por una crítica.

No pienses que si dejas de preocuparte de que las demás personas te aprueben te convertirás en alguien descortés y antipática. Muchas mujeres han encontrado la justa medida para tener lo mejor de los dos mundos.

Si te agobia renunciar a la aprobación considera reprogramarte con estas ideas:

1. “Lo que las demás personas piensen de mí, sí importa, pero no es crucial”.
2. “Independientemente de lo que yo haga para crecer profesionalmente, a muchas personas no les caeré bien. Esto es normal”.
3. “Quiero empezar a satisfacer mis necesidades, como lo hago con las de las demás personas”.

También ayudará que cuestiones con argumentos objetivos tu creencia de que en todos los contextos tienes que ser linda y amable para ser aceptada. Por ejemplo, piensa en una mujer que admires en tu entorno profesional porque tiene la capacidad de expresar lo que piensa.

¿Por qué te gusta su actitud? Seguramente no es porque te hace reverencias y te cumple todos tus caprichos. No admirarías a alguien que se comportara así. Admiras su autenticidad… su capacidad para ser verdadera.

Claro que a todas las personas nos gusta agradar. Pero hay que estar conscientes de que hagas lo que hagas, no siempre lo lograrás. Piensa que tus necesidades de crecer profesionalmente son importantes y que la opinión que los demás tienen de ti no determina tu valor como mujer.

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Esto toma tiempo porque fuimos educadas a lo largo de la vida a ser extremadamente amables, pero con la práctica observarás que no tienes que renunciar a la amabilidad, solo ser estratégica para saber en qué contexto conviene bajarle a la amabilidad y subirle a la valentía para levantar la mano y tomar oportunidades, incluso cuando no te sientas 100% segura de tus conocimientos para asumir el reto.

Las oportunidades no están para quienes están listas sino para quienes saben acompañarse aun en medio de la incertidumbre y están dispuestas a aprender en el camino.

Así que la próxima vez que estés frente a una, levanta la mano y confía en que venga lo que venga, serás capaz de afrontarlo.

Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en Facebook (adrianacastromx). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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OpiniónMujeresEquidad de género
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