Han pasado más de 10 años de esta etapa y quisiera compartirte algunas reflexiones que, si estás en esta situación, podrían ser de valor para estabilizar tu negocio:
1. Date permiso de pedir ayuda. No tienes que saber todo, ni tampoco tienes que hacerlo sola. Identifica cuál es el ámbito en el que más flaqueas y pide apoyo ¿finanzas, ventas, recursos humanos, operación o marketing?
Es probable que conozcas a alguien que aunque su negocio no esté en tu industria podría darte algunas ideas útiles. Es importante pedir consejo a alguien que sí tenga esa fortaleza desarrollada porque, de ser así, te ayudará con gusto.
Quienes tienen algunos años de experiencia pueden darte muy buenas recomendaciones. Los mejores consejos que he recibido y muestras de empatía son de otras personas que son dueñas de negocio.
Para pedir ayuda, hay que dejar el ego de lado, así que sin rodeos dile de manera clara y concreta qué es lo que necesitas que esa persona haga por ti. Comunícale en qué te beneficiará su ayuda para que le sea más motivante hacerlo.
Por supuesto no olvides agradecer de manera concreta lo que te aportó. Recuerda que la gratitud aumenta los niveles de felicidad y es la herramienta más poderosa para conectar a las personas.
2. Busca a tu tribu empresarial. Sí, sé que estamos en medio de una pandemia y eso dificulta la convivencia, pero hay una buena noticia: a partir del encierro las barreras geográficas se han desvanecido.
Ya no te tienes que limitar buscando únicamente en tu ciudad asociaciones, clubes o cámaras. En internet seguramente encontrarás una organización de networking con eventos que ayuden a profesionalizarte y hacer crecer tu negocio.
Encuentra una academia de emprendimiento donde puedas conectar con otras mujeres como tú, o talleres en los que puedas trabajar tus ideas.
Si te gusta algún libro de negocios, y es muy conocido, es probable que existan clubes de seguidores del autor, y ese también puede ser un buen lugar para hacer crecer tu negocio.
Jim Rohn decía que eres el promedio de las cinco personas que te rodean. Así que acércate a quienes con sus pensamientos, estilos de vida, visiones y acciones te ayuden a que tu negocio crezca.
Y un último detalle: bájale al perfeccionismo y deja de esperar el momento idílico de estabilidad en la que todos los ámbitos de tu vida estén en armonía y tengas la posición económica de tus sueños... porque nunca se encuentra el momento ideal y los años pasan sin darnos cuenta.
Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en
Facebook
(adrianacastromx). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión