Es de destacar que este tema está en el top 4 de las fuentes de estrés y se ha venido incrementado en los últimos años. Y la pregunta aquí es, ¿dónde impacta este tópico en las personas, familias y en particular en las mujeres?
Las personas con estrés económico tienden a tener hábitos de afrontamiento menos funcionales, así como menos manejo del autocuidado. Y como lo he visto en diversos foros, webinars, artículos, etc, el bienestar financiero de las mujeres aún se ve afectado por las dinámicas de inequidad de género que continúan permeando en múltiples aspectos de nuestra sociedad.
Sin embargo, esto nos puede llevar a reflexionar, ¿en dónde jugamos nosotras en la economía familiar y propiamente en el bienestar financiero?, ¿qué podemos hacer para mejorar esta situación en nuestras casas y familias?
La respuesta puede ser relativamente sencilla:
- Podemos informarnos y sensibilizarnos en el manejo del bienestar emocional y las mejores estrategias financieras. Desde hacer un presupuesto en familia, educar a nuestros hijos a temprana edad y explicarles la importancia del dinero y el ahorro, analizar los “gastos hormiga”, etc.
- Establecer mayor consciencia sobre el uso del dinero a través de la identificación personal de las creencias asociadas a las finanzas y la mejoría en la toma de decisiones.
- Participar en instrumentos de ahorro, ya sea aquellos que la empresa nos pueda otorgar o bien buscar opciones en entidades bancarias. No quiero pasar de largo enfatizar que si tu organización cuenta con una caja de ahorro o plan de pensiones privado, hoy más que nunca debes inscribirte.
La caja de ahorro es un vehículo sencillo donde puedes ahorrar, tener ventajas fiscales, ayudar a la formación de un patrimonio, solicitar préstamos para cualquier eventualidad y, la mejor parte, obtener un rendimiento de tu dinero.