Mujeres latinoamericanas redoblan la lucha para subsistir en pandemia
En HSBC ha dado buen resultado programas como “trae a tu hija al trabajo” en el que los altos mandos del banco invitan a sus hijas a conocer sus trabajos diarios y a involucrarlas en la vida ejecutiva. La idea es romper el estereotipo del hombre como el jefe y permitir a las mujeres la idea de ocupar puestos altos, mientras que los directores entienden la visión de las mujeres en la estructura, (“Mi hija podría estar solicitando este puesto”).
Proyectos internos como ERG Balance permiten también brindar comunicación entre hombres y mujeres desde una perspectiva de apoyo constante a las diferentes personas en el banco y poniendo en la discusión la idea: “mira, estas personas son brillantes. No importa que sean hombres o mujeres”.
No se alcanza sola
“Como las mujeres han incursionado en el mercado laboral y en las universidades, naturalmente llegarán a posiciones de liderazgo”. Esta idea se ha generalizado en la sociedad ya que son miles de mujeres las que luchan hoy día por posiciones gerenciales. Sin embargo, se ha comprobado que es un mito.
Un estudio de ONU Mujeres ha demostrado que, en los últimos 10 años, las mujeres en puestos gerenciales han aumentado solo 26%. Y la mayoría en países europeos. En México esta cifra ha aumentado cada vez menos: Aequales y Manpower coinciden con que el crecimiento de mujeres en posición de liderazgo ha aumentado casi 1% en el último año en contra de más de 5% hace siete años.
La necesidad de realizar acciones que reafirmen el avance de las mujeres es cada vez más inminente e importante.
Hablar de igualdad
Aquí es donde entra el compromiso de las empresas. Una empresa que trabaja en pos de la equidad no es lo mismo que otra que solo lo dice. Hablar de equidad de género hacia adentro de la empresa y hacia afuera es una de las labores que tenemos. Pensar en equidad y no solo en cuotas de género es la solución. Necesitamos ver a voceros de las empresas que hablen de inclusión, hombres y mujeres. Y no solo en marzo (a propósito del Día Internacional de la Mujer), sino siempre.
Y no solo en cuanto a la filosofía de la empresa, sino en las funciones diarias de las empresas. Necesitamos a hombres y a mujeres hablando de protocolos de ocupación de vacantes con currículums sin nombres (y sin fotografía); de establecimiento de sistemas de adquisiciones y de ventas en los que prevalezca el rol y no el género; en sistemas de escalafón abierto y transparente y en cuotas de género basadas en la realidad de las empresas.
La equidad de género no se da de manera natural. El techo de cristal se puede romper y las paredes del laberinto de género deben derribarse. Las oportunidades deben estar ahí, al alcance de todos y, sobre todo, es indispensable que la voz de las empresas que piensan en género sea más fuerte que las que no lo hacen.
Nota del editor: Lyssette Bravo es Directora de Comunicación Externa y Asuntos Públicos de HSBC México y América Latina. Síguela en
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. Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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