Su primer puesto de liderazgo
Vano llegó a su primer rol directivo con casi 30 años, como directora de comunicaciones para las marcas de P&G. Su primer equipo estaba integrado por entre siete y diez personas. “Creo que el reto más difícil para mi, más que el del negocio, fue el de la organización. Por primera vez me convertí en gerente”, dice.
Vano estaba muy conectada en cómo liderar e inspirar a mujeres, en un primer momento la mayor parte de su equipo. Pero a medida que se fueron integrando hombres, se dio cuenta que la forma en la que comunicaban sus aspiraciones podían ser muy diferentes. “Me ayudó a darme cuenta de cómo las mujeres necesitamos aprender de ellos. Yo a mis 30 años y como directora jamás pedí un incremento salarial. Llevaba más de 10 años en la empresa y cuando tuve a dos chicos, de 25 y 27 años, a los pocos meses solicitando un incremento, me impactó un poco”, reconoce. “Ellos estaban en su derecho, por el desempeño que estaban haciendo, pero me pasó que nunca una mujer me había pedido un incremento y yo tampoco lo había hecho”.
Recomendaciones:
La directiva pone este ejemplo para explicar cómo tuvo que aprender un liderazgo situacional con cada integrante de su equipo. “El negocio fue un reto, pero más la organización, porque a través de ahí es cómo yo podía conseguir los resultados. Cuando tienes un rol de liderazgo, es ver cómo logras los resultados a través de las personas que tú lideras. Y no solo es ser jefe: ser jefe es por puesto, ser líder es porque tú te lo ganaste, inspirando realmente a tu equipo”.
La presión social sobre las madres trabajadoras
Vano llegó a su primer puesto de liderazgo a punto de convertirse en madre de su primer hijo (es madre dos niños, uno de 13 y otro de 10 años). Al regresar a su posición, tras la baja de maternidad, no solo tuvo que gestionar la organización de dejar a un bebé en casa y lidiar con la separación de la jornada laboral, también tuvo que enfrentar la presión social. “Ahora hay menos, pero estamos hablando de hace 12 años. Mucha gente te juzga y puede ser desde la mamá a la suegra o las amigas, que te dicen: ‘¿cómo es que vas a volver a trabajar, que a tu esposo no le va bien?’ Todos esos conflictos estaban ahí y muy presentes”, reconoce.
La directiva, que agrega que cuando una persona va a ser mamá, mucha gente siente que tiene que opinar, logró gestionar la situación con el apoyo de su entonces mentora, que después se convirtió en su jefa. “Obviamente, tuve el apoyo de mi entonces esposo, pero también tuve muy claro que yo iba a ser una mejor mamá para Mateo siendo una mamá feliz y, para mi, trabajar es muy importante”.
La flexibilidad que encontró en su empresa también la ayudó. Salía temprano por las tardes para recoger a su hijo de la guardería y estar con él algunas horas antes de volverse a conectar para trabajar. “Creo que la vida profesional y personal no son agendas separadas y es cómo lograr esta armonía, que obviamente no la vas a tener todos los días”.
Por eso, la directiva de Amazon recomienda ser más compasiva con una misma. “Date chance, queremos ser súpermujeres porque así nos enseñan, tenemos que ser perfectas en todo, en lo profesional, como madre, como hija, como todo… pero no hay un rango de qué es la perfección, tú tienes que decidir qué es lo importante para ti”.