Cada octubre, el mundo se tiñe de rosa. Es el mes de sensibilización sobre el cáncer de mama, una campaña global que busca crear conciencia sobre la detección temprana, el tratamiento y el apoyo a quienes enfrentan esta enfermedad. Más allá de los lazos y eventos simbólicos, el tema merece una reflexión profunda desde el ámbito económico, empresarial y tecnológico. ¿Qué papel juegan las empresas, los emprendedores y los actores del sistema financiero en la lucha contra el cáncer de mama? ¿Y cómo esta enfermedad impacta, silenciosamente, en la productividad, el desarrollo y la economía?
Octubre, mes rosa

El cáncer de mama no sólo es el tipo de cáncer más común entre las mujeres a nivel mundial, sino que también representa un importante costo económico para las sociedades. A nivel económico, las implicancias son enormes, desde pérdidas en productividad por ausencias laborales prolongadas, jubilaciones anticipadas, tratamientos de alto costo, hasta cargas financieras sobre los sistemas públicos de salud y las familias. En muchos países, el cáncer de mama afecta de forma desproporcionada a mujeres en edad laboral activa, lo que tiene efectos colaterales sobre la participación femenina en el mercado laboral, las dinámicas familiares y el tejido productivo.
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Muchas mujeres son jefas de hogar y sostén económico principal, por lo que el diagnóstico puede significar no sólo una crisis de salud, sino una amenaza directa al bienestar financiero de todo un núcleo familiar. De ahí que el mundo corporativo no puede permanecer ajeno a esta realidad; por ello, las compañías, especialmente aquellas que promueven agendas de sostenibilidad, tienen la oportunidad —y la responsabilidad— de impulsar políticas internas y acciones externas que marquen la diferencia. Dicho de otro modo, esto va más allá de colocar un logo rosa en redes sociales; en cambio, implica la adopción de medidas reales, tales como:
- Programas de salud preventiva: chequeos médicos anuales, mamografías subvencionadas o gratuitas, campañas internas de concientización.
- Flexibilidad laboral y apoyo emocional: horarios adaptados para trabajadoras en tratamiento, licencias extendidas, apoyo psicológico.
- Cobertura de salud adecuada: alianzas con seguros médicos que incluyan cobertura integral oncológica, tanto para empleadas como para sus familiares.
La inclusión de estas prácticas, además de tener un impacto humano significativo, contribuye a mejorar el clima organizacional, reducir el ausentismo y aumentar la retención de talento, especialmente femenino.
En el mundo del emprendimiento, octubre también es una oportunidad para destacar iniciativas que abordan el cáncer de mama desde la innovación. Existen startups que desarrollan desde sostenes inteligentes que detectan anomalías, hasta plataformas que conectan a pacientes con servicios médicos personalizados. Este tipo de innovación —tecnológica y social— es una muestra del potencial del ecosistema emprendedor para responder a desafíos de salud pública.
De igual modo, se observa una tendencia creciente en el emprendimiento con enfoque de impacto, como los negocios fundados por sobrevivientes o familiares de pacientes, que combinan rentabilidad con propósito, y que muchas veces están liderados por mujeres. Estas iniciativas suelen tener una conexión emocional fuerte con sus usuarios y un alto compromiso social.
Así, el uso de tecnología aplicada a la salud tiene un papel crucial en la detección temprana y el tratamiento del cáncer de mama, que va desde inteligencia artificial que analiza mamografías con precisión superior a la humana, hasta apps que ayudan a monitorear síntomas y efectos secundarios, la digitalización del cuidado de la salud está cambiando el paradigma. Además, el análisis de datos puede permitir a aseguradoras, gobiernos y clínicas privadas tomar decisiones más eficientes sobre prevención y tratamientos personalizados, reduciendo los costos asociados y mejorando los resultados en salud.
Octubre no es sólo un mes simbólico, sino que implica un llamado a la acción coordinada entre el sector público, privado, el ecosistema emprendedor y la sociedad civil, un llamado a la sensibilización, que es el primer paso, antes de actuar. Las organizaciones, los inversionistas y los líderes del mundo económico tienen la capacidad de generar impacto real, tanto a través de donaciones o campañas publicitarias, como implementando políticas transformadoras que integren salud, equidad de género y sostenibilidad en su estrategia de negocio.
En ese contexto, la inversión en innovación médica y el desarrollo de tecnologías accesibles debe percibirse no sólo como un esfuerzo humanitario, sino como una estrategia de desarrollo económico sostenible, porque una economía más saludable también es una economía más humana.
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Nota del eitor: Alba Yaneli Bello es jueza de distrito. Síguela en Instagram como @Lalicbello Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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