¿Cómo pueden las niñas soñar con el mañana cuando el hoy las pone en el epicentro de crisis climáticas, de violencias y creciente vulnerabilidad en el entorno digital y simultáneamente se ignora su capacidad de liderazgo para enfrentarlos?
Niñas: derecho al futuro
En México, esta paradoja cobra dimensiones alarmantes. Según datos del Inegi, de los casi 36.2 millones de niñas, niños y adolescentes que habitan el país, casi la mitad son mujeres, pero sus trayectorias revelan una realidad fragmentada por múltiples crisis. Mientras el 87.7% de las niñas de tres a siete años que viven con ambos padres asisten a la escuela, las cifras descienden conforme crecen.
La Secretaría de Educación Pública reporta que alrededor de 430,000 estudiantes abandonan la escuela cada ciclo escolar, una deserción que afecta desproporcionadamente a las adolescentes en contextos de crisis. Más inquietante aún es que, según el Consejo Nacional de Población (Conapo), en 2024 se registraron 21 niñas menores de 15 años que se convirtieron en madres cada día en México, para totalizar cerca de 8 mil nacimientos. ¿Qué visión de futuro pueden construir cuando su infancia les fue arrebatada y las crisis las empujan hacia roles adultos prematuros?
Datos como esos llevaron a que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretara el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña y este año eligieron para la conmemoración, que no celebración, un tema que entrelaza urgencia y esperanza: “La niña que soy, el cambio que lidero: las niñas en primera línea de las crisis”.
Desde ahí, se reconoce una verdad incómoda: las niñas están efectivamente en la primera línea de las crisis globales. Son ellas quienes más sufren cuando los desastres climáticos destruyen comunidades, cuando los conflictos desintegran sociedades, cuando las migraciones forzadas desarraigan familias. Datos de Unicef revelan que la crisis climática es también una de los derechos de la infancia, y las niñas cargan con el peso adicional de inequidades de género que profundizan su grado de riesgo.
Ola Violeta AC se suma al llamado a la acción a través del reporte “Derecho al futuro”, en el cual destaca que la efeméride no se trata únicamente de documentar su vulnerabilidad, sino también de reconocer que ellas están en la primera línea del cambio. Por ejemplo, el cambio empieza en dejar de verlas como receptoras pasivas para convertirlas en agentes activas con propuestas concretas para transformar las crisis en oportunidades. Este planteamiento implica escuchar sus voces cuando abogan por educación que las prepare para liderar, cuando demandan acceso igualitario a las ciencias y tecnologías para enfrentar las crisis del mañana y cuando exigen que se les vea como personas autónomas e independientes.
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Cada niña que abandona la escuela, cada adolescente que se convierte en madre antes de tiempo, representa la pérdida de una lideresa potencial que podría estar diseñando soluciones climáticas, construyendo comunidades fuertes o transformando sistemas injustos.
El Día Internacional de la Niña debe hacernos reflexionar si realmente estamos escuchando a las niñas. La visión de futuro de las niñas no es algo que podamos posponer; el momento de actuar es ahora, antes de que otra niña pierda la oportunidad de soñar y de liderar el cambio que el mundo necesita.
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Nota del editor: María Elena Esparza Guevara es fundadora de Ola Violeta A.C. Doctoranda en Historia del Pensamiento por la UP y egresada del Programa de Liderazgo de Mujeres de la Universidad de Oxford. Síguela como @MaElenaEsparza Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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