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Corresponsabilidad, uno de los retos centrales en materia de género en el 2025

Hay que reconocer de una vez por todas que el trabajo de cuidados es el motor oculto de las empresas, las economías y las sociedades nacionales. Y, por supuesto, de las familias.
vie 03 enero 2025 07:02 AM
Corresponsabilidad, uno de los retos centrales en materia de género en el 2025
Es precisamente la injusta distribución del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados el que se encuentra detrás de las brechas educativas y laborales de las niñas y mujeres en todo el mundo, señala María Elena Esparza Guevara.

No todo ¡ni todas! duermen en derredor. Mientras algunos disfrutan del espíritu navideño, muchas también lo resienten. Y es que existe la tendencia a ver las tareas de cuidado, hogar y anfitrionía decembrina como una carga invisible automáticamente asignada a las mujeres, para quienes estas fechas se convierten rápidamente en fuente de ansiedad, estrés o conflicto.

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En 2019 la socióloga Allison Daminger propuso el término “trabajo cognitivo” para describir la responsabilidad de anticiparse a las necesidades de los demás, identificar opciones para satisfacerlas, tomar decisiones al instante y supervisar el progreso hasta que se hayan cubierto. Cualquier jefa de hogar reconoce esta descripción como parte de lo que le dijeron que le toca, de ser una buena madre o buena esposa; Marcela Lagarde lo diría en términos de cautiverio de las mujeres como ‘madresposa’.

En su investigación, Daminger ha encontrado que el trabajo cognitivo recae principalmente en las mujeres. Años antes, en 1983, otra socióloga, Arlie Hochschild acuñó un término semejante también a partir de sus investigaciones, “trabajo emocional”, que es más amplio pues abarca incluso tareas como pedir disculpas cuando las cosas salen mal y, como todos sabemos, cualquier cosa sale mal en los festejos, desde retrasos hasta pavitos quemados o ensalada de manzana demasiado dulce.

Los conceptos importan, pero también hace falta trabajar a partir de ellos tras identificar campos de problemáticas que siempre pueden ser más amplias, como las que acarrean asumir la función de mantener unida a la familia inmediata y extendida. Ambos conceptos y varios más nos hablan de una potente y perjudicial carga emocional y mental para las mujeres, una tensión que no es productiva sino dañina para la salud y el bienestar mental.

Una de las ironías de la carga de cuidados es que también se estigmatiza a las mujeres por ser lo que en Ola Violeta hemos llamado preocuponas, una consecuencia de la sobrecarga de labores domésticas. Mujeres que deben cumplir con la casa al máximo de espíritu navideño, decoración para recibir el año nuevo, uvas listas para los deseos y visitas felices, aunque las anfitrionas no lo estén porque de todo se preocupan. Si lo expresan en voz alta o dejan de atender con una gran sonrisa, son criticadas por andar de grinchs; es un círculo vicioso. Así, lejos de reconocer su contribución privada y pública, se llega a tomar como exageración la diligencia de las mujeres y su angustia por el trabajo cognitivo y emocional.

No sólo habría que salir del encasillamiento psicológico, sino reconocer de una vez por todas que el trabajo de cuidados es el motor oculto de las empresas, las economías y las sociedades nacionales. Y, por supuesto, de las familias. Según la ONU, incluso en países desarrollados las mujeres tienen 2.5 veces más trabajo doméstico y de cuidados que los hombres; en nuestro país, la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo de Inegi revela que las mujeres realizan seis horas más de trabajo no remunerado que los hombres por semana, lo cual afecta su tiempo de sueño e influye en la alta prevalencia de agotamiento, un problema de frontera difusa con el burnout.

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La socióloga Michelle Janning escribió varios textos sobre cómo la carga para las celebraciones navideñas sigue viéndose como trabajo de mujeres, son tareas marcadas por roles de género tradicionales. Deconstruir las festividades decembrinas nos permite ver que estas cargas no tienen por qué caer exclusivamente en las mujeres.

Hay diversas alternativas para activar la corresponsabilidad, uno de los retos centrales en materia de género en el 2025. Desde conversaciones familiares para redistribuir las tareas hasta modelos sociales de respuesta como el Compromiso de Buenos Aires, aprobado en 2022 durante la XV Conferencia Regional sobre la Mujer en América Latina y el Caribe y avanzar en la construcción de un Sistema Público de Cuidados.

Desde la sociedad civil insistiremos permanentemente durante el siguiente año sobre este tema porque es precisamente la injusta distribución del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados el que se encuentra detrás de las brechas educativas y laborales de las niñas y mujeres en todo el mundo.

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Nota del editor: María Elena Esparza Guevara es fundadora de Ola Violeta A.C. Doctoranda en Historia del Pensamiento por la UP y egresada del Programa de Liderazgo de Mujeres de la Universidad de Oxford. Síguela como @MaElenaEsparza Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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