Para evitar que un ataque de celos por parte de la tierra terminara en tragedia, ser víctima de un mal presagio o que la mina se “salara”, la entrada de las mujeres a los túneles y pozos estuvo prohibida durante muchos años. Hacer caso omiso a esta creencia podía ocasionar explosiones, derrumbes, inundaciones y hasta poner en riesgo la vida de los mineros.
Ya pisamos la Luna y las entrañas de la Tierra, ¡a las mujeres nada nos detiene!
Hoy es posible pensar en mujeres mineras, o mejor aún, en mujeres haciendo crecer proyectos mineros en beneficio de los trabajadores, de las empresas y de las comunidades.
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Sabemos que, desde su nacimiento, la minería, una de las actividades más antiguas de la humanidad, ha sido también una profesión predominantemente masculina, donde, de acuerdo con el imaginario colectivo, sólo los hombres, con su fortaleza y valentía podían bajar a las oscuras y recónditas entrañas de la tierra para extraer los minerales. Y aunque por mucho tiempo fue impensable, hoy las mujeres desafiamos estas creencias; y además rompemos los estereotipos para adueñarnos de esos espacios que históricamente nos habían sido negados.
La transformación social, el anhelo de diversidad y el avance hacia la equidad de género han propiciado que las mujeres hoy podamos elegir nuestras carreras sin limitaciones y al margen de los roles sociales que nos han sido asignados.
Ahora, las niñas, adolescentes y jóvenes tienen acceso a una educación en áreas como la ingeniería y las ciencias exactas, lo que les permite ingresar al campo laboral en sectores como el minero, no sólo como administrativas o en áreas de recursos humanos, sino como profesionales especializadas con el potencial de entrar a una mina y además liderar su operación.
El talento no tiene género
Hoy es posible observar una creciente presencia de las mujeres en áreas técnicas y de gestión, como la ingeniería de minas, la geología, metalurgia, topografía y la administración de proyectos. Si bien esta presencia aún es poca, pues apenas las mujeres representamos cerca del 9% de la fuerza laboral de la industria, es importante dar una mirada al pasado cercano en donde nuestra sola presencia estaba prohibida en una mina y hoy, poco a poco, ha sido un espacio que estamos conquistando con preparación, talento y perseverancia, cualidades que no tienen género.
Gracias a esto, uno de los cambios más notables en el sector, ha sido la mayor participación de mujeres en roles técnicos. En la ingeniería de minas y la geología, las mujeres estamos desempeñando papeles prioritarios en la investigación, así como el diseño y la implementación de soluciones.
Sin duda, esto ha llegado a la industria como una bocanada de aire fresco, no sólo por lo valioso de las nuevas ideas para abordar problemas complejos, sino porque este nuevo panorama va acompañado de mujeres jóvenes más preparadas.
Hoy, la edad promedio de las mujeres en la industria minera es de 37.5 años y el promedio de escolaridad es 12.2 años; mientras que para los hombres la edad promedio es de 39.4 años, con una escolaridad promedio de 10.2 años.
La llegada de este ejército de talento jóven ha sido clave para la implementación de tecnologías y estrategias orientadas al desarrollo de proyectos sostenibles, amigables con el medio ambiente y con un profundo impacto social, es decir, que buscan apoyar a las comunidades y generar sinergías en beneficio de ellas, más allá de las que comunmente se creaban, como fuentes de empleo.
El paradigma ya se rompió
Cuando yo entré a la industria era otra; una muy diferente donde la palabra mujer y la palabra mina no estaban juntas es una oración. Llegar a una posición de liderazgo no fue sencillo, me tropecé y me levanté miles de veces, escuché más de lo que me hubiera gustado la frase: “no puedes”; sin contar todas las ocasiones en que se puso en duda mi capacidad por ser mujer.
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Pero el hecho de estar aquí es prueba de que hoy es posible pensar en mujeres mineras, o mejor aún, en mujeres haciendo crecer proyectos mineros en beneficio de los trabajadores, de las empresas y de las comunidades.
Hoy el paradigma de género ya se rompió, pero nos toca a las que estamos aquí seguir abriendo espacios para las nuevas generaciones y buscar una industria más inclusiva y diversa. La minería moderna demanda un cambio de mentalidad, en donde cada profesionista (sin importar su género) pueda dar su máximo potencial para impulsar a uno de los sectores más importantes del país.
Ya pisamos la Luna y las entrañas de la Tierra, ¡a las mujeres nada nos detiene!
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Nota del editor: Zulma Herrera es CEO de Mynotauro Co. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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