Las mujeres y su liderazgo cada vez más potente es un tema ya cotidiano en todas las esferas, lo cual es un avance enorme y que se refleja en el comercio, las ventas y la producción masiva de servicios femeninos. Las nuevas generaciones ya no arrastran la cobija pesada del pasado llena de estigmas, desacuerdos con la igualdad de género, etc. Y son las mismas mujeres las que ya no se dejan, las que ya no se quedan calladas ni van solas a llorar sus penas y tampoco necesitan de un hombre que las “proteja”. Eso se acaba sobre todo en las zonas urbanas. Emprendedoras de todos tamaños, líderes políticas, mujeres que empoderan a otras impulsándolas a trabajar por ellas mismas.
El poder se pinta las uñas y hace sonar la caja registradora
Y este protagonismo femenino no sólo se ve en las grandes empresas, en los partidos políticos, foros empresariales o en el cine. Se nota en la calle, en las ventas, en la oferta diversa en la que las mujeres mueven el mercado. Así, las que no pudieron estudiar una carrera profesional, las corrieron de su trabajo o se rebelaron contra los bajos sueldos no se cruzan de brazos.
Raperas, DJ’s, tatuadoras, taxistas, maquillistas, especialistas en uñas, diseño de cejas o pestañas postizas se ven por todas partes y las citas para estos servicios no son fáciles de lograr.
Una de mis amigas abogada especializada renunció a su carrera de más de siete años porque su pasión es el maquillaje. Su papá puso el grito en el cielo cuando le comunicó su decisión de estudiar un curso de maquillaje en Los Ángeles, CA. Nadie la apoyó. Pero eso no le impidió hacerlo. Hoy, a 15 años de haberlo hecho tiene la red de escuelas de maquillaje más grande del país y se extiende a América Latina. Toda su familia vive de este gran negocio.
Y como ella, muchas ya no se dejan amedrentar por su propias ideas heredadas o instrucciones familiares de ideologías opuestas.
Los discursos y contenido en Instagram, Tik Tok o Facebook se llevan un 70% de perfil de empoderamiento femenino en la que varios hombres también impulsan el poder de la mujer y se ganan miles de “likes” por hacerlo. Ya pocos se sorprenden de la señora “mayor” vestida como jovencita o que baila su música favorita abiertamente, al contrario, se le aplaude ser ella misma; otras comparten sus historias de amor lésbico sin recibir señalamientos, más bien son portadoras de la inclusión. Muchas más les hablan a sus seguidores sobre emprendimientos o les ofrecen tutoriales que van desde recetas de cocina para vender comida hasta técnicas que facilitan cambiar una llanta ponchada.
Todo este cambio social el mercado lo aprovecha y vende. ¡Y qué bueno!
En las próximas elecciones las mujeres también llevan la batuta. A ver qué sucede y a ver si las protagonistas de la contienda política están a la altura de estos grandes cambios. Ojalá que sí porque es una enorme oportunidad ya que la plena participación equitativa de las mujeres en la esfera política es fundamental para la democracia y la justicia, que es por lo que clamamos todos y todas.
Así que, a seguir creciendo mujeres con o sin las uñas pintadas.
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Nota del editor: Sara Cuéllar es empresaria y publirrelacionista especializada en moda, estilo de vida y lujo con 20 años de experiencia. De formación periodista y colaboradora de varios medios nacionales. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas de esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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