Una de esas patologías psicológicas tan antiguas como la sociedad misma, pero que con la llegada del internet han sido acuñadas y catalogadas ya con nombre y apellido. El ‘FOMO’, abreviatura del inglés fear of missing out; simple, el miedo a perderte de algo o de alguien. ¡Un tema viejísimo! que la mayoría (por no decir todas y todos) hemos experimentado, y que hoy en día las plataformas digitales lo han exacerbado a la ‘n’ potencia.
Para entenderlo mejor. ¿Qué tal cuando te pierdes de algún plan, porque se te complicó, porque no fuiste requerido(a) o simplemente porque no te dio la gana ir? Y se te ocurre entrar a las redes sociales sólo para encontrarte con el bombardeo de fotos y videos, de lo maravilloso (o “maravilloso”) que estuvo el evento de la empresa, del grupo de amigos o de la familia, y que al parecer ni siquiera hizo falta tu presencia para que se lo pasaran bomba. Adiós a la autoestima y tremenda bienvenida con bombo y platillo al sentimiento de invisibilidad, de no ser necesario, mucho menos indispensable. Autoflagelo.
Antes, en la época de las cavernas a la cual pertenezco, llegabas a la escuela, y sí, te sentías frito, excluido y fuera de lugar aquel día en el que único tema era la mejor fiesta del año, a la cual tú no habías asistido, pero no pasaba de ese día. Pero, ¿qué pasa en nuestra actualidad con las redes sociales? queda la evidencia de que tú no estuviste, que te la perdiste, ¡y peor aún! ahora a los medios sociales les dio por publicar un resumen de lo mejor de la semana, y para los que nos dedicamos a las relaciones públicas, influencers, socialites y un extenso etcétera, no aparecer en dichas compilaciones es como estar en el limbo del olvido.
Entonces, ¿cómo hacerle para no basar nuestra autoestima en la aceptación social? ¿Cómo evitar otorgar toda la importancia a algo tan superficial, como aparecer en todas las publicaciones de nuestra empresa o nuestro círculo social? ¿Cómo cortar con la ansiedad que ocasiona ese sentido y necesidad de pertenecer?