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¿Existe el liderazgo femenino?

Un paso para que más mujeres ocupen posiciones de poder es derribar viejas creencias arraigadas sobre las capacidades y comportamientos en el ámbito profesional que tienen las mujeres y los hombres.
jue 28 marzo 2024 06:05 AM
¿Existe el liderazgo femenino?
Fomentar que las mujeres ocupen posiciones de liderazgo es crucial en el entorno profesional moderno. Ellas poseen la habilidad y el potencial para dirigir; sin embargo, las creencias sociales arraigadas a menudo obstaculizan su avance hacia estos puntos, apunta Montserrat Nava.

Soy afortunada, vivo en una era donde muchas mujeres ya no estamos confinadas a roles predeterminados por otros, ni limitadas al ámbito doméstico. Digo “muchas” porque reconozco que la realidad no es la misma para la gran mayoría. Sin embargo, quienes gozamos de los privilegios que - junto a nuestro talento, esfuerzo y persistencia - nos han llevado a posiciones de poder, tenemos la responsabilidad de amplificar las oportunidades para más mujeres.

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Como líderes, nuestra influencia se manifiesta a través de acciones que resuenan inmediatamente en quienes nos rodean, allanando nuestro camino hacia el crecimiento personal y profesional, y convirtiéndonos en catalizadoras del cambio que moldea nuestro entorno.

A pesar de los avances en educación y políticas de inclusión en las empresas para integrar a más mujeres en sus plantillas, aún continuamos infrarrepresentadas.

Según el estudio "Mujeres en los negocios 2023: Los avances hacia la paridad" de Grant Thornton, sólo el 32.4% de los puestos de alta dirección son ocupados por mujeres, una cifra que, aunque creciente, revela que persiste una brecha en el liderazgo empresarial. En México la situación es más crítica: el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) revela que en el país apenas 4% de los cargos directivos son ocupados por mujeres.

¿Un liderazgo empático es exclusivo de las mujeres?

La pregunta puede parecer sencilla, pero encierra complejidades arraigadas en nuestra biología, sociedad y ambiente. Carole Hooven, destacada profesora de biología evolutiva, sostiene que, si bien hombres y mujeres presentan diferencias biológicas, estas no constituyen la única explicación a nuestras conductas. Factores sociales y ambientales se entrelazan constantemente, configurando no solo nuestros comportamientos sino también nuestras percepciones sobre los roles que le corresponden a cada sexo.

Sin embargo, también es cierto que las hormonas influyen en nuestro comportamiento y en la manera en que nuestro cerebro funciona. Hooven, en su libro "T, la Historia de la Testosterona...", discute cómo la testosterona puede afectar el comportamiento humano, incluyendo una potencial reducción en la empatía. Sin embargo, recalca la significativa influencia cultural en la formación de actitudes. Por tanto, catalogar la empatía como una cualidad inherentemente "femenina" es un error; es una habilidad crucial y desarrollable para cualquier líder, independientemente de su sexo.

Las destrezas esenciales para liderar eficazmente —tales como la iniciativa, motivación, asertividad, resolución de conflictos, enfoque en resultados, trabajo en equipo, adaptabilidad, y comunicación efectiva— no son innatas ni exclusivas de un sexo. El dominio y la mejora de estas competencias emergen del crecimiento personal y profesional continuo. En resumen, la capacidad y estilo de liderazgo no pertenecen a ningún sexo; es un tema de competencia, dedicación y suficiencia para evolucionar.

Abrir la puerta a más mujeres líderes

Fomentar que las mujeres ocupen posiciones de liderazgo es crucial en el entorno profesional moderno. Ellas poseen la habilidad y el potencial para dirigir; sin embargo, las creencias sociales arraigadas a menudo obstaculizan su avance hacia estos puntos. Es esencial implementar políticas e instituciones que promuevan la igualdad de oportunidades y eviten la discriminación contra las mujeres en el camino hacia el liderazgo.

Nunca he pensado que por ser mujer no puedo lograr algo. Sin embargo, es cierto que en mi camino encontré obstáculos que hoy es duro reconocer y asimilar: en más de una ocasión no escucharon mis recomendaciones por ser mujer, pero en cuanto un hombre la sugirió, quedó avalada. Ese es un ejemplo de entre millones que seguro han vivido todas las mujeres que trabajan en la actualidad, sin importar su cargo e industria.

Desde nosotras mismas también podemos abrir el camino a más mujeres y apoyar su crecimiento y reconocimiento profesional, para ello propongo estas estrategias:

1. Implementar o participar en programas de desarrollo de habilidades de liderazgo.

2. Priorizar tu formación de hard skills de manera continua para destacar en el ámbito profesional, esto suma credibilidad y respeto.

3. Incidir en las políticas empresariales para garantizar la equidad entre mujeres y hombres.

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4.- Visibilizar tanto tus éxitos como fracasos, aprendiendo de ambos y mostrando tus logros con orgullo.

5.- Proponer políticas y prácticas laborales para identificar sesgos de entre hombres y mujeres, realizar auditorías de igualdad y acciones correctivas.

6.- Fomentar y participar en redes de apoyo entre mujeres, creando un ambiente de mutuo respaldo y colaboración.

En conclusión, abrir la puerta a más mujeres líderes no solo es un acto de justicia social, sino también una estrategia inteligente para enriquecer el panorama empresarial con diversidad de pensamiento y experiencia. Al adoptar y promover estas prácticas, no solo avanzamos individualmente, sino que también facilitamos el camino para que futuras generaciones de mujeres líderes prosperen sin dejar de lado las capacidades y habilidades que cada persona aporta. La colaboración es esencial para desmantelar las barreras y construir un futuro donde ver mujeres en puestos directivos sea normal y no contadas excepciones.

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