De acuerdo con una encuesta realizada a fines del año pasado por un portal especializado en cuestiones laborales, 3 de cada 10 trabajadores han sufrido alguna forma de violencia o acoso laboral, a pesar de las reformas que se han hecho a la Ley y a la entrada en vigor del Convenio 190 de la OIT sobre la violencia y el acoso laboral.
El acoso laboral contra la mujer
Las agresiones pueden ser de carácter emocional, sexual o físico. Según un documento de trabajo del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, casi 30% de las mujeres que trabajan han experimentado algún acto violento en su lugar de trabajo, principalmente de tipo sexual y de discriminación por razones de género o embarazo. El 88.4% de ellas no pidió apoyo ni presentó queja o denuncia, por miedo a represalias o a la estigmatización.
Aun cuando desde mediados del Siglo XX las mujeres empezaron a ingresar a un mundo laboral tradicionalmente masculino, su llegada fue -y continúa siendo- rodeada de cuestionamientos, discriminación y violencia, impidiéndoles, de muchas formas, satisfacer propósitos profesionales y económicos que les permitan liberarse de la dependencia masculina. De acuerdo con la socióloga española Raquel Osborne, “la salida al mundo laboral por parte de las mujeres no ha sido la solución a todos los problemas y su llegada al mismo ha sido vista como un intrusismo en el mundo masculino”. (Apuntes sobre violencia de género. Bellaterra Edicions, 2009)
El tema no deja de ser relevante, especialmente en México, cuando muchas veces es desde las propias autoridades donde se genera o incita a la violencia en contra de las mujeres, dentro y fuera del trabajo, con el inconveniente de que la agresión se magnifica a través de las redes sociales.
En el ámbito laboral, la violencia de género es algo que viven constantemente las mujeres por el sólo hecho de ser mujeres, tanto desde que se entrevistan para concursar por un puesto hasta que son contratadas. Ello les produce ansiedad, depresión, baja autoestima y una afectación en su desempeño laboral.
Sin embargo, algo que el mundo laboral masculino parece perder de vista continuamente es la importancia del género femenino en el terreno del trabajo en muchos ámbitos (industrias, o en la investigación científica y la tecnología), desde el más modesto sitio hasta el nivel directivo. Una reconocida publicación española especializada en temas económicos considera que “Cuando, en una sociedad, las mujeres pueden desarrollar sin problemas su actividad y potencial profesional de la misma forma que los hombres, los beneficios a nivel global son amplios: se estima que, en caso de que las mujeres tuvieran las mismas oportunidades de desarrollo, los beneficios en términos del PIB serían importantes.”
Según especialistas, si la tasa de participación femenina en términos laborales fuera la misma que en los hombres, el PIB de Estados Unidos podría aumentar hasta un 5%. En términos generales, se estima que las mujeres representan la mitad de la fuerza de trabajo existente en un país, pero al no aprovecharlas haciéndolas víctimas de maltrato laboral y pagarles menos que a los hombres por trabajos similares, se pierde una parte muy importante de capital humano que podría aportar mucho valor al conjunto de la sociedad.
Por otra parte, aun cuando cada vez hay más mujeres que empiezan a ocupar puestos directivos por sus propios méritos (no por ser la hija de… o la esposa de… o ser da la familia…) aun quedan muchas oportunidades para que las mujeres puedan escalar posiciones que les permitan poner en acción sus instintos femeninos para percibir de manera diferente los retos que enfrentan las empresas tanto en lo financiero como en la producción y la venta, aportando un enfoque fresco y hasta disruptivo de solucionar temas sensibles. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 865 millones de mujeres de todo el mundo podrían contribuir en la economía de los países más de lo que lo hacen.
Finalmente, el que las mujeres puedan disponer de ingresos propios les da más capacidad de decisión y control ya que se ha demostrado que, especialmente en países en vías de desarrollo, son capaces, a nivel familiar, de gestionar la economía mejor que los hombres.
Dado este contexto, es importante que las empresas implementen o refuercen medidas para prevenir y atender el acoso laboral contra las mujeres, mediante protocolos que incluyan canales de denuncia confidenciales, capacitación obligatoria para sensibilizar al personal sobre la violencia laboral y el acoso sexual, políticas claras para prevenir y atender el acoso laboral, incluyendo mecanismos de denuncia confidenciales, y, sobre todo, fomentar una cultura de respeto e igualdad en el trabajo, en donde no se tolere la discriminación ni el acoso, acorde con la Reforma Laboral del 1 de mayo de 2019.
En todo caso, la mujer que sufra violencia o discriminación laboral puede recurrir a las autoridades correspondientes en materia de trabajo, para recibir orientación y ayuda.
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Nota del editor: Mario Maraboto Moreno es Licenciado en Periodismo por la UNAM. Investigador Asociado en la Universidad de Carolina del Norte. Autor del libro "Periodismo y Negocios. Cómo vincular empresas con periodistas". Consultor en Comunicación, Relaciones Públicas y situaciones especiales/crisis desde 1991. Escríbele a su correo mmarabotom@gmail.com y síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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