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Ser bonita no abre las puertas del mundo laboral, ser capaz tampoco

Nuestro aspecto físico siempre ha sido objeto de críticas, algunas tan severas y tajantes que hacen que a través de ellas se determine nuestro desempeño en el trabajo o posibilidades de ascenso.
mar 19 marzo 2024 05:59 AM
Ser bonita no abre las puertas del mundo laboral, ser capaz tampoco
Si ser bonita no te abre las puertas del mundo laboral, ser fea tampoco, ni ser inteligente, preparada o líder, entonces, ¿qué oportunidades tenemos?, plantea Joselyn Castro.

Todos recordamos la película Legalmente Rubia, donde Elle Woods, por ser rubia, bonita y delgada fue desestimada como abogada. En Latinoamérica tenemos a Betty ‘La fea’, que al contrario de Elle no era bonita (hasta en el título nos lo dejan más que claro); sin embargo, también fue menospreciada su capacidad, a pesar de demostrar en diversas ocasiones su gran potencial y su preparación académica.

Estos, además de ser claros prejuicios llevados a la pantalla, y más allá de debatir si son buenas o malas producciones, lo que tienen en común es que son ejemplos de los múltiples prejuicios que recaen sobre las mujeres en el mundo laboral y que además nos hemos encargado de normalizar.

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La realidad es que nuestro aspecto físico siempre ha sido objeto de críticas, algunas tan severas y tajantes que, de facto, hacen que a través de ellas se determine nuestro desempeño en el trabajo o posibilidades de ascenso.

Sé que no faltará quien diga que una mujer atractiva en un gran puesto llegó ahí porque ser bonita “le ayudó”, pero está más que comprobado que ser bonita no te abre las puertas laborales; al contrario, te las cierra.

Un estudio realizado por Madeline E. Heilman, profesora de Psicología de la Universidad de Nueva York encontró que las mujeres físicamente atractivas son discriminadas cuando solicitan trabajos de alta dirección o aquellos considerados “para hombres” (y sí, es correcto decir que fueron discriminadas, o peor aún, sufrieron violencia de género).

Este fenómeno se conoce como el efecto de la belleza es bestial y refiere que en el ámbito corporativo se asume que una mujer con rasgos femeninos (y por ende atractivos) no posee características de liderazgo propias de los hombres y no es apta para ocupar puestos relevantes.

Es más, un estudio del Departamento de Psicología de la Universidad de Western Ontario, en Canadá determinó que las mujeres atractivas son vistas negativamente cuando solicitan empleos asociados a los masculino, por ejemplo gerencias, jefaturas y C-Leves; y en consecuencia, quienes sí son aptas suelen ser calificadas como “difíciles”, “mandonas” y “poco atractivas”.

Entre hombres guapos y poderosos

Pero el físico también importa en los hombres, aunque suele jugar de forma más positiva. La Universidad de Oslo, en Noruega y la Academia de Ciencias de Polonia realizaron un estudio y determinaron que el atractivo físico es un predictor de movilidad social para ellos. En pocas palabras, los hombres guapos suelen ser más considerados para puestos altos, incluso por encima de otros factores como su nivel de estudios, preparación y hasta de su coeficiente intelectual.

La discriminación por el aspecto físico no es algo nuevo, pero lo interesante es traer a discusión cómo para las mujeres sí es un factor para entrar y subir en la escalera corporativa, y la cosa se pone peor cuando las mujeres se vuelven maduras. Una mujer vieja y con canas se considera poco atractiva y que no cuida de su persona, por eso el movimiento silver ha sido tan controvertido. Pero, ¿quién le ha dicho viejo y poco arreglado a George Clooney? Dejarse las canas y exhibir algo que es evidente: el paso del tiempo, para ellos es más que normal, para nosotras es un acto revolucionario.

La feminista Naomi Wolf, autora del libro El Mito de la Belleza propone que hablar del aspecto físico de las mujeres como el cuerpo, la cara y el pelo no debe tratarse como algo trivial, ya que el cuerpo de la mujer va de la mano con su libertad.

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Explica que el crecimiento de la industria de la cirugía plástica y la pornografía, así como el miedo al envejecimiento o al aumento de peso impactan en cómo nos percibimos y nos hace sentir peor que “nuestras abuelas no liberadas”. Incluso explica que no es casualidad que muchas mujeres poderosas se sientan inferiores por no cumplir con los estándares de belleza, pues desde siempre “la imagen de la mujer se utiliza para frenar el progreso de la mujer”.

Es momento de visibilizar las violencias machistas en el ámbito laboral, el primer paso es reconocerlas, y el segundo y más importante erradicarlas. No será fácil, incluso en países como Finlandia donde los roles de género son más o menos equitativos, aún se tienen dejos de violencia.

Pero hay que hacer la pregunta incómoda: si ser bonita no te abre las puertas del mundo laboral, ser fea tampoco, ni ser inteligente, preparada o líder, entonces, ¿qué oportunidades tenemos?

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Nota del editor: Joselyn Castro es Líder del Proyecto Apolo Mujeres. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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