(Expansión Mujeres) - El pasado 10 de noviembre, el mundo conmemoró el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo. Esta fecha es un recordatorio de la importancia de la innovación en la construcción de un futuro más pacífico y sostenible, pues es una fuerza que ha impulsado el progreso de la humanidad en innumerables formas y su papel en la resolución de problemas globales es incuestionable.
La ciencia como puente hacia un futuro pacífico y próspero
Los ejemplos son innumerables: vacunas, tecnología para la comunicación, medicina personalizada, energía renovable, transporte e incluso sistemas de monitoreo en el campo son solo algunos de ellos. Sin embargo, el acceso a la ciencia varía significativamente en todo el mundo y está influenciado por diversos factores, como el desarrollo económico, la inversión en investigación, la infraestructura educativa, e, inclusive, el género.
Según un informe del Foro Económico Mundial, para el año 2025 se proyecta la creación de 97 millones de puestos de trabajo diseñados para adaptarse a la nueva dinámica entre la automatización y la fuerza laboral humana, por lo que se avecina una revolución en el ámbito laboral que demandará personas con aptitudes relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, conocidas como STEM en inglés.
No obstante, en el contexto de México, las mujeres hemos quedado rezagadas en la adquisición de estas capacidades cruciales para el futuro. En el año 2022, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) reveló que únicamente tres de cada 10 profesionales en el campo STEM son mujeres. En ese mismo año, se contabilizaron 996,519 hombres y 494,753 mujeres que se encontraban inscritos en programas STEM a nivel nacional. Y a pesar de que en la última década ha habido un incremento del 4.4% anual en la matrícula, este aumento no ha sido lo suficientemente rápido para satisfacer las demandas que requiere este campo.
Así mismo, la inversión en investigación y desarrollo es un indicador clave del acceso a la ciencia. Los países con mayores inversiones en I+D suelen tener una base científica más sólida. De acuerdo con la UNESCO, China y Estados Unidos lideran en inversión en I+D, seguidos por países de la Unión Europea, Japón y Corea del Sur.
Los desafíos y la ciencia
Los retos son múltiples, en este espacio he hablado en otras ocasiones que las mujeres son particularmente vulnerables a problemas como el cambio climático pues impacta en áreas de su vida como la salud, la nutrición, la educación, la movilidad, el bienestar y el desarrollo económico.
Así, en un mundo cada vez más impulsado por la tecnología, es fundamental que las mujeres tengan un lugar destacado en las carreras STEM para abonar a la construcción de un mundo pacífico y próspero. Para lograrlo, desde mi perspectiva se requiere un enfoque integral que aborde varios frentes.
En primer lugar, las mentorías desempeñan un papel esencial al proporcionar a las jóvenes orientación, inspiración y modelos a seguir que las ayuden a tomar decisiones informadas sobre su futuro académico y profesional. Además, los talleres y eventos que fomenten el interés de las niñas y jóvenes en las disciplinas STEM son cruciales. Celebraciones como el "Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia" abren puertas a nuevas oportunidades.
Por otra parte, desde el hogar es esencial desafiar los estereotipos de género y cultivar un ambiente de curiosidad y entusiasmo por la ciencia y la tecnología sin distinción de género. Esto implica detectar las habilidades tempranas de las niñas y fomentar la reflexión. Finalmente, las políticas públicas deben respaldar estas iniciativas, reconociendo el valor del talento de las personas y promoviendo la igualdad de oportunidades en el ámbito STEM.
La ciencia es un catalizador para un mundo en paz al proporcionar las herramientas necesarias para comprender, prevenir y abordar los conflictos, así como para promover la cooperación, la sostenibilidad y la igualdad. La inversión y la promoción de la educación científica son inversiones en la construcción de un mundo más pacífico y armonioso, en el que las mujeres somos una pieza clave para alcanzar estos objetivos que se utilicen en beneficio de la humanidad.
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Nota del editor: Laura Tamayo es Directora de Asuntos Públicos, Comunicación y Sustentabilidad en Bayer México. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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