(Expansión Mujeres) - El pasado 18 de octubre se conmemoró el Día Mundial de la Menopausia, una fecha que, hasta hace poco, pasaba desapercibida en la mayoría de los lugares de trabajo. Esta celebración solía ser eclipsada por otras causas y campañas, pero a medida que nuestra sociedad progresa, estamos comenzando a prestar la atención merecida a una etapa de la vida que, irónicamente, ha permanecido en las sombras durante demasiado tiempo.
Más allá del tabú: la menopausia en el entorno laboral
La menopausia, una transición natural en la vida de las mujeres, ha sido estigmatizada y malentendida, a menudo relegada a susurros discretos en pasillos de oficinas o a bromas de mal gusto. Sin embargo, su impacto en los lugares de trabajo es una realidad que no puede ser ignorada. Por ello, es imperativo arrojar luz sobre esta fase crucial de la vida, discutir sus desafíos y considerar cómo podemos crear entornos laborales más inclusivos y comprensivos para las mujeres que atraviesan por ella.
En México hay más de 6.2 millones de mujeres entre 45 y 55 años, y es durante esos años en los que aparece y termina la menopausia. De ellas, 5.2 millones están ocupadas en una actividad remunerada, es decir, el 83% trabaja en alguna oficina, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Además, una investigación de la organización Sin Reglas señala que en nuestro país una de cada tres tuvo o han tenido problemas laborales durante esta etapa, y sólo el 12% se siente cómoda hablando de esta situación con sus jefes o jefas.
Los síntomas que más impactan en el entorno laboral incluyen fatiga, ansiedad, depresión, falta de concentración, niebla mental y bochornos. Estos factores socavan su confianza y pueden obstaculizar su progreso profesional. A pesar de su valiosa experiencia, la llegada de la menopausia y la cultura laboral actual pueden convertirse en obstáculos para alcanzar posiciones de liderazgo e, incluso, en la pérdida de empleo.
Las empresas y gobierno deben converger en este tema. Por una parte, he notado que muy pocas empresas cuentan con políticas que la visibilicen y muchas menos las que tienen prácticas que acompañen a las colaboradoras en este tiempo. Los cambios que se requieren son estructurales a nivel país. Por el otro, es imperante crear políticas públicas, reformas legales y abonar recursos a este tema en los presupuestos.
Algo que sí está en nuestras manos como líderes en la industria es hacer adecuaciones a diferentes niveles. El código de vestimenta, por ejemplo: no es un cambio menor, permitirles usar zapatos sin tacones alto y ropa que les venga cómoda es de gran ayuda. Baños suficientes e higiénicos son fundamentales, así como ventilaciones en sus lugares de trabajo, pero principalmente se requiere de una transformación cultural para tener la apertura de hablar del tema, aquí les comparto algunas ideas:
1. Reconocimiento y sensibilización. El primer paso para abordar el impacto de esta transición en el lugar de trabajo es reconocer su importancia y sensibilizar a los empleadores y colegas sobre los cambios físicos y emocionales que pueden experimentar durante esta etapa. Fomentar una cultura de empatía y comprensión es fundamental para crear un ambiente de trabajo más inclusivo y solidario.
2. Flexibilidad y adaptabilidad. La menopausia puede traer consigo síntomas como bochornos, sudoración, aumento de peso, insomnio, problemas estomacales, detrimento en la salud mental y 34 síntomas más que se han detectado; lo que puede afectar el rendimiento y la concentración de las mujeres en el trabajo. Las empresas debemos ser más flexibles y estar dispuestas a adaptar horarios o tareas para garantizar que las colaboradoras puedan manejar estos síntomas sin sentirse penalizadas.
3. Espacios de descanso y confort. Proporcionar espacios de descanso adecuados y cómodos en la oficina puede marcar una gran diferencia para ellas. Un lugar tranquilo para tomar un respiro y relajarse durante los sofocos puede ayudar a reducir el estrés y aumentar la productividad.
4. Acceso a la información y apoyo. Es fundamental que tengan acceso a información relevante y recursos de apoyo en el lugar de trabajo. Los programas de bienestar y las sesiones educativas sobre este periodo fisiológico pueden brindarles el conocimiento necesario para afrontar esta etapa con confianza y reducir la ansiedad asociada.
5. Comunicación abierta. Fomentar una comunicación abierta y constructiva en el entorno laboral es esencial para que las mujeres se sientan cómodas al hablar sobre sus necesidades relacionadas a estos cambios. Esto permitirá a los empleadores tomar medidas adecuadas para garantizar su bienestar.
Esta es una etapa fundamental en la vida de las mujeres, como sociedad y como empresas tenemos la responsabilidad de reconocer y abordar los desafíos que enfrentan en este período. Al promover un entorno de trabajo inclusivo, comprensivo y adaptable, no solo las empoderamos en la fuerza laboral, sino que también enriquecemos nuestras organizaciones al aprovechar su experiencia y talento de manera plena. La menopausia no debería ser un tabú en el lugar de trabajo, sino un tema que abordemos con empatía y apoyo, creando así un ambiente laboral más saludable y productivo para todos.
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Nota del editor: Patricia Barra es Head of Wealth LatAm Aon. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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