Si te ves compartiendo tu jubilación con tu pareja, desde mi perspectiva, lo ideal es que abran cuentas de inversión individuales. Esto permitirá que en el futuro, la dependencia financiera no recaiga en la otra persona, sino en la capacidad financiera personal de cada uno.
Además, las mujeres debemos tener una cultura de ahorro más sólida que la de nuestra pareja debido a ciertas realidades. Las mujeres enfrentamos tres factores que hacen que el retiro sea una etapa más desafiante para nosotras: en muchos casos, ganamos menos que los hombres durante nuestra vida laboral; estadísticamente, vivimos más tiempo, lo que implica una mayor necesidad de fondos para el retiro; y además, los costos de salud suelen ser más elevados para las mujeres. Estas condiciones resaltan la importancia de que las mujeres seamos proactivas en la planificación financiera y el ahorro para asegurar un retiro cómodo y seguro.
Veamos el ejemplo de Andrea y Esteban. Ellos establecieron una planificación financiera conjunta con cuentas individuales de inversión. Son una pareja comprometida que planea retirarse juntos en el futuro y disfrutar de una vida plena. Sin embargo, desde el inicio de su relación, decidieron abrir cuentas de inversión individuales: así cada uno elige estrategias de inversión que se adapten a sus objetivos y tolerancia al riesgo.
Cuando llegue el momento de su jubilación, Ana y Carlos planean retirarse juntos. Aunque han compartido sus objetivos y han vivido como pareja, cada uno tiene su propia fuente de ingresos proveniente de sus cuentas de inversión individuales. Al contar con recursos individuales, pueden adaptar su plan de jubilación según sus necesidades personales.
En cambio, si únicamente tuvieran un fondo de inversión en común la situación sería distinta. Piensa en este escenario: uno de ellos enferma gravemente, imagina qué doloroso sería que a causa de la enfermedad se consuma la mayoría de la inversión dejando desprotegido a quien se queda.
Con cuentas individuales de inversión también habría seguridad en caso de fallecimiento. En caso de que alguien fallezca, quien sobreviva no se verá en una situación financiera precaria. La pareja ha establecido beneficiarios claros para sus cuentas de inversión, lo que asegura que los recursos pasen de manera eficiente al cónyuge sobreviviente.
Además, esperemos que no sea el caso, pero si en el futuro deciden separarse, la planificación financiera individual les proporciona la flexibilidad necesaria.
A lo que quiero llegar es: si deciden tener inversiones conjuntamente, está bien, pero asegúrense de que también tengan cuentas individuales de inversión.
Y ahora viene la pregunta del millón, ¿cómo proponérselo a tu pareja sin que lo tome personal o que crea que no hay un verdadero vínculo de solidaridad y amor de tu parte?