Y es que va más allá del ámbito institucional, va arraigado a la determinación y al compromiso personal que tengamos con la causa. Porque, así como las empresas tienen sus objetivos de inclusión y diversidad, cada uno de nosotros deberíamos tener nuestros propios objetivos personales alcanzables y medibles en un tiempo específico.
Te comparto por dónde empezar:
- Diversifica tu contratación. Cuando hagas una entrevista, asegúrate de que tus candidatos sean diversos y considera la meritocracia como el factor más apremiante. Elimina tus sesgos.
- Toma una causa dentro de tu propia empresa y lidérala. Toma la iniciativa. Piensa cómo incluir más minorías para asegurar mayor innovación.
- Comprométete a ser mentora de por lo menos dos personas este año. Estamos en una posición de privilegio en la que podemos voltear atrás y darle la mano a la siguiente.
- Establece tus propios objetivos, métricas y tiempos de cumplimiento.
- Únete con las personas adecuadas para logar esos objetivos.
Por ejemplo, después de escucharnos entre nosotras en el Summit, nos buscamos, intercambiamos contactos, y nos estamos reuniendo de nuevo, esta vez fuera de un evento, para platicar más a fondo y de manera concreta en cómo nos podemos aliar y unir esfuerzos para hacer algo más grande. Por ejemplo, una de mis causas top es impulsar que más jóvenes -en especial niñas y minorías- elijan carreras STEM, o sea, ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.
¿Por qué es necesario?
Las compañías que tienen una mayor equidad de género se benefician de mayor performance y, por ende, de crecimientos más altos, ya que su creatividad y visión han comprobado una gestión de negocio que genera buenos resultados, esto de acuerdo con los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres realizado por la ONU Mujeres. Empujar la diversidad e inclusión en las empresas LE CONVIENE a las compañías y a todos en ellas, porque al crecer las organizaciones, crecemos todas y todos.
La innovación yace de la diversidad y no de la monotonía.
Traductores en línea traducen "nurse" como "la enfermera" y "engineer" como "el ingeniero”. Estas tecnologías están optimizadas con inteligencia artificial (IA) que aprendió los sesgos de quienes las programaron. Es indispensable que incluyamos minorías desde la programación de la IA, por ello la necesidad de minorías en STEM.
¿Hubiera sido diferente si ingenieras estuvieran programando estas herramientas? Quizás sí, pero el problema es que no hay suficientes: de las personas que estudian carreras STEM, el 35% es mujer. ¿Quién le puso género a las carreras, en primer lugar? Los mismos que asociaron el rosa con las niñas y el azul con los niños: nosotros.
Por eso es necesario no solamente hablar del tema en los foros y paneles, sino de poner en acción la palabra: walk the talk! Si hoy le abrimos el panorama a una niña sobre su futuro profesional, quizás en 15 años tengamos tecnología sin los límites que imponen los sesgos.