(Expansión Mujeres) - La educación financiera es fundamental para cualquier persona que busque administrar eficazmente su dinero y lograr la estabilidad económica. Sin embargo, a menudo, las mujeres enfrentamos barreras culturales y de género que dificultan nuestro acceso a ella.
Y aunque no podemos generalizar que todas las mujeres tenemos este problema, me vienen a la mente algunas posibles explicaciones sobre por qué algunas estamos menos familiarizadas con este tema.
Por un lado están los estereotipos de género que hacen que desde una edad temprana, las niñas y los niños seamos socializados de manera diferente en cuanto a finanzas. Es probable que de ti se esperara que prestaras más atención a las relaciones interpersonales y menos a las finanzas, mientras que quizá a los niños de tu familia se esperaba que fueran más lógicos y financieramente inteligentes.
Por otro lado, hacen falta más modelos a seguir que sean mujeres, ya que de lo contrario, esto puede hacer que nos sintamos menos cómodas al hablar sobre finanzas o buscar orientación financiera.
Pero ahora que eres adulta, necesitas dejar de echar culpas y ponerte en acción.
Y es que a nivel psicológico, sentirte en paz con la manera en que administras tus finanzas tiene muchos beneficios. Uno de ellos es que debilita el síndrome de la impostora que muchas mujeres en mayor o menor medida tenemos. Este síndrome es un fenómeno sicológico que nos afecta especialmente en entornos profesionales y académicos, donde sentimos que no merecemos estar allí y que eventualmente seremos descubiertas como impostoras.
Esta sensación limita nuestra capacidad para avanzar y alcanzar metas, por lo que es importante encontrar formas de combatir este síndrome. Y sí, adivinaste: una de ellas es a través de la educación financiera.
Tener educación financiera nos ayuda a adquirir una mayor comprensión y confianza en nuestra capacidad para manejar el dinero y tomar decisiones financieras importantes. Esto reduce la sensación de incompetencia y aumenta la autoestima, porque abona a un sentido de autonomía, es decir, nos sentimos capaces de elegir lo que es bueno para nosotras.
Cada vez que haces algo que te ayuda a manejar tu dinero de manera efectiva fortaleces la sensación de que tienes más control sobre tus finanzas y tu vida en general. Esto puede ayudarte a sentirte más segura de ti misma y más capaz de enfrentar desafíos en otros ámbitos de tu vida, lo que puede reducir tu ansiedad y ese miedo desgastante de sentir que serás descubierta como impostora.
Así que aquí van algunas ideas que te confieso estoy tratando de incorporar a mi día a día y probablemente también te puedan ayudar a mejorar en tu educación financiera.
Para tener una buena educación financiera, lo primero es aprender sobre finanzas personales. Puedes empezar leyendo libros y artículos en línea sobre temas como presupuestos, ahorro, inversión, deudas y crédito. Recomiendo mucho el podcast ‘Cuéntame de economía’ de Grupo Expansión que te explica temas serios y profundos con un lenguaje ligero y en idioma humano y como ellos dicen: “sin tanto rollo”.
Establece metas financieras realistas y alcanzables. Las metas pueden variar desde ahorrar para la jubilación, comprar el depa que siempre has querido o pagar esa deuda que llevas tiempo arrastrando. Establecer metas claras te ayudará a enfocar tus esfuerzos y mantener la motivación. Un pasito a la vez, no te agobies queriendo establecer muchas metas al mismo tiempo.
Un presupuesto es una herramienta vital para cualquier persona que busque administrar su dinero de manera efectiva. Determina tus ingresos mensuales y haz una lista de tus gastos mensuales. Una vez que tengas una idea clara de tus ingresos y gastos podrás identificar áreas en las que puedas reducir tus gastos y destinar más dinero a tus metas financieras. Evita las compras emocionales. Si te funciona de plano dejar la tarjeta en casa para evitar tentaciones de gastos innecesarios, hazlo.
Tener mayor educación financiera no solo te ayuda a mitigar esa voz que te hace sentir en ciertos contextos como una impostora, sino también abona a tu bienestar financiero para que tengas la seguridad de saber que tienes lo suficiente para lo que deseas hacer.
Las mujeres que gozan de este tipo de bienestar generalmente gastan menos de lo que ganan y ahorran. Si logras vivir sin muchas preocupaciones en lo económico, te sentirás satisfecha con tu nivel de vida y experimentarás un efecto positivo en tu bienestar.
Toma decisiones que te permitan no estar preocupada por el dinero y sentirte más segura sobre tu futuro económico. Te aseguro que esto tendrá un gran impacto positivo en tu bienestar.
Nota del editor: Adriana Castro es psicóloga y conferencista. Es fundadora de Call to Action: una comunidad online dirigida a mujeres sin hijos/as. Síguela en LinkedIn , Facebook y/o Instagram . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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