Sin embargo, estaba ignorando la verdadera causa del problema. La falta de autoestima y confianza en una misma son solo síntomas. La causa raíz es externa; son los sesgos sistémicos y micromachismos que enfrentamos desde que somos pequeñas y que se vuelven más tangibles cuando entramos al mercado laboral, ya que este entorno fue creado por y para hombres.
Como muchas mujeres, yo hablaba de cómo deshacernos de este síndrome, sin darme cuenta que, al hacerlo, exacerbaba el sentimiento de insuficiencia de quienes no podían resolverlo. Hoy en día sabemos que lo que debe cambiar son nuestros entornos laborales, no nosotras. Algunas de las cosas que pueden hacer nuestros empleadores para combatir estos sesgos son: mejorar la representatividad, distinguir la diferencia entre autoestima y capacidad y crear espacios psicológicamente seguros.
La importancia de la representatividad
Es difícil creer que tus objetivos profesionales son alcanzables si no los puedes visualizar, si no hay evidencia de que alguien como tú puede lograrlos. Las empresas deben procurar tener equipos diversos y mantener esta diversidad a lo largo de la pirámide organizacional, no únicamente en la base.
Lamentablemente es difícil encontrar empresas donde la participación de género sea 50-50 y, si lo es, generalmente las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas en los niveles de entrada y subrepresentadas en las posiciones de liderazgo.
Aún cuando hay mujeres en posiciones de liderazgo, el mensaje que se manda es que estas mujeres deben dedicarse 100% al trabajo. La proporción de mujeres solteras es mayor a la de mujeres casadas en puestos ejecutivos y la brecha se agranda cuando tienen familia.
Las ejecutivas sin hijos constituyen el 64% de las mujeres en el ámbito laboral, mientras que las ejecutivas con hijos constituyen solo el 36%. Por ello, las empresas deben buscar que la representación de mujeres de diversos contextos familiares, económicos y sociales esté en todos los niveles y reforzar el acompañamiento de aquellas mujeres cuya representación disminuye más rápido.