Cuando se crea un entorno de autenticidad y empatía, los equipos pueden producir un optimismo realista en el que se acepten esas emociones desagradables y no se escondan debajo de la alfombra. Sólo reconociéndolas y aceptándolas se digieren y de manera natural se da paso de nuevo a la productividad.
Cuando se presenta una situación adversa, abrazar la tristeza, aceptar el enojo, reconocer el miedo y expresarlo de manera asertiva es bueno para la salud mental.
Por ejemplo, si una persona atraviesa un duelo ayuda mucho validar sus sentimientos.
Evita decir:
- No pienses en eso, sé positiva.
- No te preocupes, sólo sé feliz.
- Si yo pude, tú también.
- Podría ser peor.
- Tienes todo para ser feliz, sólo tienes que verlo.
Di:
- Describe lo que sientes, te escucho.
- Veo que algo te preocupa, ¿puedo ayudarte?
- Las fortalezas y debilidades de cada persona son distintas y eso está bien.
- Siento que estés pasando por esto.
- Entiendo, sé lo que sientes, yo también he vivido esa emoción.
Acompañar a las personas que tenemos cerca es a veces más simple de lo que creemos. Empecemos por evitar la positividad tóxica, que es muy distinta a la ciencia de la felicidad.
De hecho, de acuerdo con la psicología positiva, la felicidad tiene dos componentes:
El hedónico, que está basado en el placer y las emociones agradables (pero esta es una felicidad efímera). El otro componente es el eudaimónico, que se basa en metas o en cultivar relaciones y requiere que pongamos nuestras fortalezas en acción. Esto incluye estar abierto a que las cosas no siempre salgan como esperamos y cuando eso sucede, darnos permiso de experimentar la incomodidad y las emociones desagradables.
La felicidad también es buscar un bien mayor a pesar de no experimentar emociones positivas en el momento.
Aprender a convivir con nuestras emociones y hacer un alto para acompañar a una persona que la está pasando mal es un recurso muy valioso para afrontar la adversidad. Hacerlo fortalecerá tu relación con los demás y se traducirá en una vida más plena para ti.
Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en
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. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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