Para poder encontrar un espacio para tu dolor, tendrás que crearlo en tu entorno y eso requiere algo que a las mujeres nos es difícil: pedir ayuda. Muchas de nosotras fuimos educadas para cuidar y ver por los demás. Si eres de las que prioriza las necesidades de otros, esta vez tienes un desafío importante: defender tu proceso de duelo y tu tristeza.
Quizá no vas a tomar el rol de educadora de la sociedad tratando de que todo el mundo entienda tu situación, pero sí a las personas significativas con las que convives más; es necesario que les des más explicaciones acerca de lo que estás sintiendo, sin esperar a que ellos adivinen lo que está pasando dentro de ti.
Los comentarios llenos de positividad tóxica como “ve el lado brillante de la vida”, “a los malos tiempos, buena cara”, “siéntete agradecida, hay personas que han vivido cosas peores que tú”, son frases que comprendo que carecen de empatía, pero es importante que sepas que ellos no te lo dicen con un afán de lastimarte. Es porque como sociedad no tenemos una cultura de duelo. Nadie nos enseñó a acompañar a una persona doliente.
Sé que tú deseas que se pongan en tu lugar y cuando sientes que no lo están haciendo te sientes invisible. Pero algo que puedes hacer es comunicarte de manera asertiva, no tanto a través de exigencias –porque no puedes obligar a nadie a que te dé lo que no está en sus posibilidades-, sino a través de una comunicación auténtica y desde el corazón, explicando cómo te sientes y cómo puedes ser apoyada.
Hazles saber que te ayuda mucho más sentirte escuchada que aconsejada.
Incluso es probable que tú misma no tengas tan claro cómo salir a flote de la situación que atraviesas, pero puedes pedir ayuda profesional o pedir a tus familiares que encuentren a alguien para ti. Los amigos siempre dicen “si necesitas algo, solo pídelo”. Seguro habrá alguien dispuesto a hacer esa búsqueda de una persona experta en duelo.
Expresar lo que necesitas no significa que automáticamente vas a recibir esta ayuda, pero sí es el punto de partida, por un lado, para que te hagas cargo de tu proceso y, por otro, para que quienes están cerca de ti también empiecen a ponerse en tus zapatos.
“Habla si la estás pasando mal. Ser honesta sobre cómo te sientes no te hace débil. Te hace humana”: Sangu Delle.
Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en
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. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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