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La vergüenza de tener cáncer

Cuando supe que ese pequeño cáncer pudo haberse formado dentro del cuerpo que habito, debido al Virus de Papiloma Humano, sentí mucha vergüenza de estar enferma, señala Ana Grimaldo.
jue 21 octubre 2021 11:59 PM
La vergüenza de tener cáncer
¿Cómo el dinero no es un problema en un país donde el tratamiento del cáncer cervicouterino tiene un costo estimado de 91,064.00 pesos sólo durante el primer año de tratamiento?, reflexiona Ana Grimaldo.

(Expansión Mujeres) - El 28 de septiembre recibí la peor noticia que me han dado en 30 años: “tienes cáncer y tenemos que actuar de inmediato”, me dijo mi ginecóloga, quien tuvo el oportuno tino de identificar una pequeña mancha blanca en mi cuello uterino que cualquier otro médico pudo haber confundido con lo que ellos llaman “metaplasia escamosa”, una lesión proliferativa en la que el epitelio normal es sustituido por un epitelio escamoso no queratinizado maduro y que por supuesto es más frecuente en el sexo femenino, pues le gusta localizarse en el trígono y cuello uterino).

Cuando te atropellan con una palabra como ésa, según leo de artículos publicados por el Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos, es común entre las y los pacientes sentir tristeza; sin embargo, cuando supe que ese pequeño cáncer pudo haberse formado dentro del cuerpo que habito, debido al Virus de Papiloma Humano, sentí mucha vergüenza de estar enferma, pero mucho más de haberme enfermado por ese motivo, pues -aunque no está confirmado médicamente- existe la posibilidad de que haya sido consecuencia directa de haber ejercido mi sexualidad de la manera en que lo he decidido desde los 17 años.

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“Es muy común entre mujeres”, escuché mientras buscaba con angustia una solución a mi problema. Y es verdad, pues aunque el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) asegura que hasta 2021 el cáncer de mama es la principal causa de morbilidad hospitalaria por tumores malignos entre la población de 20 años y más, el cáncer de órganos genitales es la segunda causa de morbilidad hospitalaria con 21% entre la misma muestra de población.

Por más frecuente que fuera, la vergüenza no desapareció cuando senté a mi pareja y a familia para comunicarles la noticia. Menos cuando en mi siguiente revisión médica sentí un impulso muy fuerte por mentir cuando el ginecólogo-oncólogo-cirujano que me atendería preguntó cuántas parejas sexuales he tenido en mi vida. Y sin duda hubiera mentido si mi vida no hubiera dependido de que él tuviera toda la información para atenderme de la mejor manera que la medicina y su capacidad le permitieran.

Pregunté a una psicóloga social, química biológica y a una estudiante de Medicina cuál es el objetivo real de preguntar a cualquier paciente por la cantidad de personas con las que ha tenido sexo y si justificaba el posible efecto que éste podría causar en términos de inhibición, y por ende, la obtención de información falsa con la que trabajaran.

La respuesta fue contundente: tener varias parejas incrementa riesgos de contraer y transferir enfermedades de transmisión sexual exponencialmente. Una vez más la vergüenza llegó a mí, porque aunque ni el médico que me trató ni la gente a mi alrededor expresó algún juicio que castigara mi práctica sexual, yo sí me lamenté por ella.

¿Qué pude haber hecho?, ¿qué pueden hacer las mujeres que no tienen este cáncer? Dejar de experimentar y ejercer con total libertad su sexualidad no es una opción que las mujeres podamos abandonar después de un histórico y sistemático abuso de nuestro cuerpo con fines sexuales.

¿Acceso a información? La tuve, desde que mi mamá se sentó conmigo a los 14 años para ver juntas un programa de sexualidad y respondió todas las dudas que tuve al respecto, asimismo porque accedí a centros educativos a niveles que la mayoría de la población mexicana no alcanza a causa de la desigualdad. “La falta de educación sexual en edad temprana está ligada a relaciones sexuales sin consentimiento pleno de alguna de las partes, que deriva en embarazos no deseados y enfermedades venéreas que incluso pueden provocar la muerte", aseguró el psicólogo Fernando Medina Hernández, sin embargo, mi privilegio no me liberó de la posibilidad de contraer una ETS.

Brisa Armenta, sexóloga educativa y fundadora de Psicobienestar y sexualidad integral, una organización especializada en atención psicológica y sexual, sostiene que la educación integral de la sexualidad debe incluir el placer como un aspecto indispensable del ser humano, así como información científica, objetiva, veraz, con enfoque transversal de género y derechos sexuales y reproductivos.

Armenta considera que ésta debe incluir aspectos biológicos, psicológicos, sociales y relacionales de la sexualidad y debe ser impartida por personas expertas en el tema con un enfoque de género.

“La perspectiva de género en la enseñanza de la sexualidad implica conocer que existen diferencias y violencias a partir de género y debería cerrar las brechas en la enseñanza, es decir, no separar a mujeres de hombres para abordar ningún tema, incluir a las diversidades sexuales como un tema importante en el cual educar y presentar las nuevas formas de vivirse como mujer y hombre que ahora tenemos”, dijo.

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¿Qué más necesitamos las mujeres y personas no binarias que desarrollan este tipo de cáncer?

Una semana después del fatal diagnóstico tuve la oportunidad de acceder a una cirugía, incluso sin contar con un seguro médico como prestación laboral, gracias a una poderosa e infinitamente bondadosa red de apoyo que puso todo en mi camino y a mi disposición para tener la atención de un especialista que es catalogado como uno de los mejores en su campo de todo el país.

“El dinero no es un problema”, me repitieron todas las personas que me acuerparon y acompañaron con amor y constancia en estos 10 días de hastío y sofocación.

Pero, cómo el dinero no es un problema en un país donde el tratamiento del cáncer cervicouterino tiene un costo estimado de 91,064.00 pesos sólo durante el primer año de tratamiento, de acuerdo con un estudio publicado por la revista del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Dicho estudio estipula que el mayor gasto se concentró en los rubros de incapacidades (31%), seguido por ultrasonidos intravaginales (24%), consulta médica (19%), sesiones de radioterapia (10%) y hospitalización (9%). ¿Qué son 91,064.00 en un país en el que sólo 42% de las mujeres en edad de trabajar lo hacen, en comparación con 74% de los hombres que lo hacen (Inegi). Además, de las mujeres que sí trabajan, 30% gana hasta un salario mínimo (Inegi); y la brecha salarial que tiene a las mujeres en la formalidad ganando en promedio $935 pesos menos al mes que los hombres, según Coparmex.

Por último, según el Coneval, en 2021 al menos 47.2 millones de mexicanos viven en condiciones de pobreza multidimensional, de los cuales 24.4 millones son mujeres.

Así, para todas ellas, 91,064.00 pesos es la diferencia de contar con atención médica y salvar su vida, pues para empezar un diagnóstico tardío incrementa los costos de atención.

Por eso, ahora cuando el Poder Legislativo discute el presupuesto que autorizará al gobierno federal para el gasto de 2022, es cuando se debe exigir el diseño de acciones preventivas eficaces para ser brindadas por el Estado, pero que también incluya a los centros de trabajo privados.

También, cuando en redes sociales se discute sobre si las adolescentes cuentan o no con agencia y voluntad de ejercer su sexualidad incluso desde los 15 años, es necesario hablar incansablemente del acceso a la salud sexual, a la información, al acompañamiento de mujeres y niñas porque el ejercicio de la sexualidad no debería representar vergüenza para ninguna mujer.

Nota del editor: Ana Grimaldo es aprendiz de periodista y asuntos que atraviesan las mujeres en todas sus facetas. Síguela en LinkedIn y/o en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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