Pero ¿a qué nos referimos con salud mental? Según la Organización Mundial de la Salud, es “el estado de bienestar que permite a los individuos realizar sus habilidades, afrontar el estrés normal de la vida, trabajar de manera productiva y fructífera, y hacer una contribución significativa a sus comunidades”. Vaya reto lograrlo en medio de una pandemia.
Desde hace 18 meses nuestro contexto cambió y aunque ha afectado a hombres y mujeres, hay algunos factores que inciden particularmente en las mujeres, como la violencia doméstica, que es un factor de riesgo para sufrir trastornos mentales.
Pero sin ir tan lejos, hay factores de la vida cotidiana que pueden producir alteraciones emocionales en nosotras como: un reparto desigual en las tareas domésticas con el resto de los integrantes de la familia; asumir la responsabilidad de armonizar las emociones, conflictos y tensiones de la vida familiar; no contar con recursos sicológicos para calmar la mente; carecer de espacios propios; tener una relación de pareja no satisfactoria y carecer de una red de apoyo emocional.
Y si a esto sumamos la presencia de eventos disruptivos que impactan nuestra vida diaria, francamente, hay días en los que es difícil verle el lado positivo a la vida.
Este 2021 ha sido un año retador para Julia: dos noticias súbitas han movido su estabilidad. Ella y su esposo tomaron la decisión de embarazarse aún en medio de la pandemia. A sus 37 años, no quería dejar pasar más tiempo y ambos tenían la ilusión de convertirse en papás. Hace tres meses fue a una consulta con su ginecólogo por un problema de fertilidad que ella pensaba se resolvería fácilmente.
Su sorpresa fue cuando el médico les dijo “no hemos encontrado causa alguna que explique por qué el embarazo no llega, así que por ahora no me es posible prescribir un tratamiento exacto”. Para Julia ha sido muy difícil aceptar esta situación. Su sueño de ser mamá cada vez lo ve más lejos. Y por si esto no fuera suficiente, hace un mes perdió el trabajo. Este suceso detonó una ruptura contundente en su estabilidad emocional.
Quizá no hayas vivido lo que ella está experimentando, pero seguramente puedes ser empática e identificas la sensación de vulnerabilidad que se percibe cuando la vida te sacude con situaciones adversas que no veías venir.