Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que México es uno de los países con mayor incidencia en este padecimiento, donde de cada 10 colaboradores 4 se ven afectados por este tema, mientras que en la región europea el promedio es de dos por cada 10.
Recientemente, este padecimiento fue reconocido por la misma OMS como una enfermedad ocupacional asociada al agotamiento mental, emocional y físico causado por el trabajo, y es indudable que existe un enorme campo de maniobra para paliar este tipo de afecciones. De esta manera, la salud mental se posiciona como uno de los temas más importantes para las organizaciones en momentos derivados de los cambios y de la reestructura que la fuerza laboral vive desde el punto de vista social, familiar y profesional.
Asimismo, las empresas deberán poner principal atención en sus colaboradoras, quienes estadísticamente son las que sufren más este tipo de enfermedades, dado que además del trabajo, deben lidiar con responsabilidades familiares, así como con temas relacionados a la equidad de género, pago igualitario, acoso, entre muchos otros. La cuestión es cómo las empresas deben implementar iniciativas y estrategias que ayuden a brindar un soporte desde el punto de vista emocional a sus empleadas, empleados y sus familiares.
La Encuesta de Bienestar Global 2021 de Aon señala que a nivel mundial el 82% de las organizaciones considera que el bienestar es importante al interior de la empresa y lo han convertido en un área de enfoque; sin embargo, solo el 55% tiene una estrategia bien definida.
Y en este sentido, si bien antes de la pandemia muchas compañías ya trabajaban en programas wellness, que se centraban en una buena calidad del empleado a través del bienestar físico y la promoción de una vida activa y saludable (alimentación y ejercicio), ahora es imperante trasladar estas acciones al concepto del wellbeing, el cual concibe que la salud de los trabajadores depende tanto del factor físico como del psicológico, financiero, social y emocional.
De esta manera, el bienestar de nuestra gente deberá estar basado bajo cuatro grandes pilares:
1) Los procesos mentales y emocionales que nos ayuden a manejar el estrés,
2) las condiciones físicas y psicológicas de nuestro cuerpo que nos darán un parámetro de elección de estilo de vida saludable,
3) nuestras habilidades sociales para relacionarnos y encontrar un sentido de pertenencia, y finalmente pero no menos importante,
4) nuestra condición financiera, que nos permita tener la capacidad para administrar con confianza la vida financiera actual y futura.
Lo que hizo Simon Biles no es poca cosa, nos abre la puerta a entender que no estar bien está bien, que no es malo reconocer y exponer nuestros límites, y que buscar ayuda cuando nos sentimos “quemados” es válido.