En los 26 años que han transcurrido desde esta reunión, el mundo ha dado grandes pasos, por ejemplo, en cambios legislativos, políticas y normas sociales que han logrado que vayan más niñas a la escuela que en cualquier otro momento de la historia. Un reporte de ONU Mujeres, UNICEF y Plan Internacional del año pasado muestra que el número de niñas que no van a la escuela ha disminuido en 79 millones durante las últimas dos décadas.
Sin embargo, el ímpetu se pasmó. La acción, el financiamiento y la implementación no han estado a la altura de la retórica pública. El progreso ha sido lento, desigual y frágil. Por ejemplo, mientras mil millones de personas han podido escapar de la pobreza extrema desde 1990, las mujeres entre 25 a 34 años son 25% más propensas que los hombres a vivir en extrema pobreza; y, aunque la tasa de matrimonio infantil ha disminuido de uno de cada cuatro a uno de cada cinco, aún hay 650 millones de mujeres en el mundo que fueron casadas antes de cumplir 18 años. Estos y otros retos emergentes son prueba de que el progreso incremental no es suficiente. Necesitamos una transformación.
La actual pandemia de COVID-19 ha exacerbado las desigualdades. Los reportes revelan alzas en la violencia contra las mujeres, así como impactos económicos negativos que se han visto exacerbados debido a que las mujeres se enfrentan a más las tareas de cuidado no remuneradas o a que ocupan más trabajos informales, inseguros y de baja paga.
Incluso antes de la pandemia, la participación global de las mujeres en la fuerza laboral estaba disminuyendo de manera sostenida. En 2020, 46.9% de las mujeres a nivel mundial eran parte de la fuerza laboral, una
cifra que se desplomó
del 51% registrado en 1990.
La pandemia ha empeorado esta situación. En 2020, 64 millones de mujeres perdieron su empleo, lo que se tradujo en una pérdida laboral del 5% para las mujeres, mientras que la de los hombres fue de 3.9%. Este enorme retroceso para los derechos de las mujeres y niñas debe resolverse mediante paquetes de recuperación que inviertan más en el bienestar de las mujeres y niñas, así como en la igualdad de género.