Para las mujeres sin hijos por circunstancias (es decir, quienes anhelábamos ser mamás pero nuestra situación lo impidió) los celos y el enojo son emociones frecuentes. Esos años en los que quise ser mamá, recuerdo perfecto que cuando mis amigas celebraban que estaban embarazadas me sentía enojada. Esto me generaba culpa porque sabía que no debía sentir envidia.
Han pasado varios años de esto y ahora estoy en paz con el hecho de no ser madre pero... el tema de los celos laborales, a veces me sigue fallando.
El año pasado participé como ponente en el Foro Happiness at Work CDMX. Es un evento anual en el que expertos en el tema de felicidad compartimos las mejores prácticas para crear ambientes que favorezcan la felicidad en el trabajo. Algo que le da mucho sabor al encuentro es que al final el público vota por la ponencia más relevante. Yo ya había participado hace tres años y en aquella ocasión gané el primer lugar.
Así que en 2020 iba preparada, confiada y con el ego hasta arriba. Ahí estaba yo, dando mi ponencia, sacando mis mejores argumentos, dominando el escenario virtual con elocuencia y sacando esos chistes cuyos remates son infalibles.
Sentí que partí plaza, así que terminé mi ponencia con una sonrisota. Esperé pacientemente a que se anunciara el resultado de la votación.
Para mi sorpresa los resultados revelaron que yo había quedado en un vergonzoso ¡segundo lugar! y quien se llevó las palmas fue un buen amigo a quien aprecio bastante.
Sí, debí sentir felicidad porque fue mi amigo quien ganó, pero no pude más que experimentar una devastadora derrota. Miré al suelo y vi mi ego tirado en pose de diva sollozando inconsolablemente.
Pues ¿qué no debemos ser felices al ser testigos de la felicidad de quienes apreciamos? Una vez más en mi vida sentí celos y envidia. En esos días, lo que más me incomodaba era sentir algo ‘que no debería’.
¿Por qué siento celos de mi amigo? Se lo confesé a mi terapeuta en busca de algo que me diera perspectiva. Hablar con ella me ayudó a entender que sentir celos es natural e inevitable. Hay ciertas emociones que no podemos ‘no sentir’.
“Nadie está exento de sentir celos, miedo, ansiedad o enojo. No te enfoques en evitar sentirlas, sino en prestar atención a qué haces con ellas”, me dijo.