Como es sabido la SEP (Secretaría de Educación Pública), la OMS (Organización Mundial de la Salud) y CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades), han establecido lineamientos, protocolos de acción y Guías de Orientación para la apertura de las escuelas ante el COVID-19 y en donde la mayoría de éstas que fueron catalogadas en la tercera fase (municipios urbanos), están considerando comenzar con una modalidad escalonada.
Sin duda, esto impactará a muchas mujeres que se han visto en la necesidad de trabajar desde casa además de tener que combinar las tareas del hogar y responsabilidad escolar de los hijos. La primera pregunta para reflexionar es si nuestra organización está preparada para una flexibilidad permanente e incluso si tomó la decisión de adoptar el esquema de teletrabajo.
Con base en la “Encuesta COVID19- Mercer- América Latina”, el 82% de las compañías piensa contar con opciones de teletrabajo flexible para alinearse a la nueva realidad, mientras que el 87% señala que desde el 2020 se centró en este tipo de formato laboral.
Asimismo, el 54% informó que pondrá un mayor énfasis en cómo y qué se comunica a sus líderes y supervisores. Entonces, ¿qué será lo más importante ante este nuevo esquema y en qué se deberían de enfocar las organizaciones en los próximos meses?
- Para aquellas empresas que aún están en la indecisión sobre adoptar o no la opción de teletrabajo o si solamente ofrecen la opción de esquemas flexibles a sus colaboradores, recomendamos hacer un diagnóstico macro en cuanto a cultura (probabilidad de adopción de prácticas de trabajo flexible).
- Alineación del liderazgo. El consenso en la alta dirección sobre cómo y cuándo implementar esta modalidad.
- Entorno de las personas. Viabilidad del entorno de los colaboradores para laborar remotamente.
- Tecnología. La disponibilidad del hardware y software necesario para dar soporte a esta flexibilidad laboral.
- Procesos de RRHH. Adecuación de los procesos para facilitar un funcionamiento flexible.
- Evaluación de Riesgos de Salud,para además de identificar los posibles peligros de los colaboradores, recopilar información socioeconómica, estilos de vida para apoyar a las estrategias que la organización esté planteando.