A dos años de la implementación de la NOM-035, norma que tiene entre sus objetivos ser un canal y/o base para poder prevenir enfermedades relacionadas al estrés laboral, aumentar el liderazgo positivo, tener un entorno organizacional favorable e incrementar la productividad, podemos señalar que aún existen brechas por cubrir, dado que muchas organizaciones tuvieron que dar prioridad a estrategias y acciones que pudieran dar continuidad a sus negocios ante la crisis sanitaria, dejando de lado el seguimiento de dicha ley.
De igual manera, hemos dado poca visibilidad a los riesgos especiales que esta crisis presenta en términos de seguridad laboral para las mujeres. La tendencia del escenario actual nos muestra que los dominios con mayor amenaza en ellas son: falta de control sobre el trabajo, liderazgo, reconocimiento del desempeño, jornadas laborales, entre otros.
La pregunta aquí es, ¿qué nos deja y qué podemos hacer ante estas contingencias o retos dentro de nuestra organización?, ¿cómo las mujeres podemos modificar estos resultados, o bien qué acciones podríamos llevar a cabo al interior de las compañías?
Sin duda, en estos tiempos, el liderazgo es un factor clave y la realidad nos muestra que la proporción de las mujeres en altos puestos no ha cambiado, al contrario, pareciera haberse estancado, por ello será necesario replantear los esquemas de trabajo, así como las oportunidades de desarrollo de carrera.
Asimismo, no podemos dejar de ver que esta coyuntura laboral y sanitaria ha mermado el nivel de estabilidad de las mujeres y sus familias, lo que nos abre una serie de cuestionamientos: ¿qué tanto está afectando en el día a día de las mujeres y en el control de su labor? ¿Las dinámicas familiares estarán afectando en este tema? ¿Nos estamos organizando de manera adecuada para cubrir nuestros cargos en las jornadas acordadas? O bien, ¿nos sentimos reconocidas por todo lo que estamos realizando?
Considero que más allá de tener la respuesta a cada pregunta, primero debemos de reflexionar en cómo estos temas se interrelacionan entre sí. Si no tenemos un buen control sobre nuestro trabajo, afectará sin duda a nuestras jornadas laborales y podríamos percibir que no se nos está reconociendo, ya sea por nuestros líderes, compañeros de trabajo y/o la organización.