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Los hogares igualitarios y sus ventajas para mujeres y hombres

Contribuir a que el hogar sea un entorno más solidario permite que nadie se sienta en deuda o en un sobreesfuerzo, opina Adriana Castro.
mar 23 marzo 2021 11:58 PM

(Expansión Mujeres) - Los roles y estereotipos de género son patrones culturales que establecen lo que deben ser y hacer las mujeres y los hombres. Son moldes que han limitado la libertad de ambos.

En el caso de los hombres, se ven afectados por estereotipos de género que, entre otras cosas, les asignan la responsabilidad única de ser proveedores y les impide ejercer relaciones más igualitarias con sus parejas.

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Para las mujeres, la discriminación se manifiesta en diversas maneras y una de ellas es que aún hay quienes delimitan sus habilidades y conocimientos al espacio doméstico, a las tareas de la casa, a los cuidados y a la atención de las personas.

No nos vayamos lejos, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en el Hogar realizada en 2016 establece que, actualmente, todavía algunas mujeres piden permiso a su pareja para trabajar por un pago o remuneración.

Esto afecta directamente su capacidad de autonomía e impacta en uno de los componentes esenciales de la motivación humana: tener la libertad de tomar decisiones por cuenta propia.

Y para las mujeres que no requieren pedir permiso para trabajar, aún corren el riesgo de estar en desventaja porque hay hombres que se rehúsan a realizar labores domésticas. Este es uno de los motivos por los cuales la pandemia ha afectado más a las mujeres que a los hombres.

Hay hogares en los que ambos trabajan y, aún así, las labores domésticas siguen siendo responsabilidad de ella.

Se necesitan hogares más igualitarios porque los números son contundentes. Una encuesta realizada por INEGI-Inmujeres sobre el uso del tiempo establece que las mujeres dedican a las labores domésticas 39 horas a la semana contra 13 horas en comparación con los hombres. Además, la distribución desigual de la carga de trabajo aleja a las mujeres de su realización personal y profesional.

Asumir la corresponsabilidad en las labores del hogar es una acción contundente para reducir la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres.

Construir hogares igualitarios tiene ventajas: una familia en la que él y ella trabajan es menos vulnerable ante despidos o crisis económicas. El ingreso familiar mejora y favorece la estabilidad y seguridad de los integrantes.

Otro beneficio de los hogares igualitarios es que ayudan a que la relación en pareja sea más armoniosa y probablemente más duradera.

Un estudio de la Universidad de Harvard indica que las posibilidades de divorcio se incrementan con una mala repartición de las tareas del hogar. Incluso establece que la presencia de este conflicto es más determinante para una ruptura que la situación económica que prevalece en la pareja.

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Construir una relación de pareja que sí sea pareja en las tareas domésticas también ayuda a disminuir el riesgo de padecer enfermedades y estrés. Esto implica abrir canales de comunicación en los que se hable de cómo repartirán el cuidado de la persona adulta mayor que está en casa, el lavado de los platos, el sacado de la basura, el aseo del baño y hasta el paseo de Firulais.

Establecer acuerdos en estos temas tan cotidianos e importantes también habilita el músculo de la comunicación en la pareja y la expresión de emociones. Recuerda que en esta historia no sólo la mujer la pasa mal, también los hombres.

El asfixiante rol de tener que ser el proveedor oficial del hogar, el que siempre debe tener todas las respuestas y el que por ningún motivo debe mostrar su vulnerabilidad tiene precios altos a pagar.

No es casualidad que ocho de cada diez suicidios son cometidos por hombres de acuerdo con el INEGI y 15 millones de hombres han sufrido depresión, de acuerdo con el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva.

Así que, para tomar acción:

1. Tú y tu pareja establezcan cómo repartirán las tareas domésticas para que no sean exclusivas de un género. Es posible que a partir de sus fortalezas se organicen para identificar a quién le sale mejor qué tarea. Lo importante es que ambas partes sientan que hay justicia en la repartición.

2. Como mujer, evita comentarios como “hazte a un lado, yo lo sé hacer mejor”, “nunca cocinarás tan bien como yo”, o “esto es cosa de mujeres”.

Es más, ¿qué pasaría si en la siguiente carne asada tú te hicieras cargo del asador y él de los platos? Sería interesante escuchar los comentarios de tu familia y amistades.

Contribuir a que el hogar sea un entorno más solidario permite que nadie se sienta en deuda o en un sobreesfuerzo. Se trata de dejar de verse el uno al otro con mirada de resentimiento y mejor mirar los dos hacia la misma dirección: la del desarrollo personal y profesional de ambos.

Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en Facebook (adrianacastromx). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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